Sección ENCUENTROS
Entrevista de
Pablo Torío Sánchez
El entrevistador es profesor de Lengua castellana y Literatura en el IES «Manuel Gutiérrez Aragón» de Viérnoles, Cantabria.
Fernando Zamora ejerció la medicina como cirujano en su ciudad natal, Palencia. Compaginó su actividad profesional con la poesía y las artes plásticas. Su poesía ha aparecido en plaquettes, revistas y antologías variadas del ámbito literario español y alemán. Destacamos, de su trayectoria poética, los siguientes libros: Fragmentos y variaciones (1994, Endymión), Sil va de sí la bas (2004, Cálamo), Virando a sepia (2006, Cálamo), Libro para quemar (2007, Cálamo), Campo a través (2010, Fundación Díaz Caneja) y Tratado de conservación (2017, Cálamo).
Además, Zamora ha publicado libros en prosa como Puentes de Castilla y León (1993, Caja España) y Palencia remota y alba, con fotografías de Javier Ayarza (1998, Cálamo). En cuanto a su vertiente como artista plástico, ha colaborado en diversos colectivos, catálogos, ediciones de pintura y, en la actualidad, se dedica a libros-objeto. Destacamos la exposición Piezas de cámara (2012, Fundación Díaz Caneja) que ha visto de nuevo la luz en diciembre de 2020 con su nueva obra.
La entrevista se realizó a través del envío postal de un cuestionario con una serie de preguntas. En un principio, entrevistado y entrevistador hablaron por teléfono para acordar el envío de las cuestiones y, más adelante, intercambiaron varias cartas y llamadas. La fotografía del autor es de Rubén del Valle, mientras que las de las obras «Vacío», «Relicario doméstico», «Mudéjar» y «Quinteto (para cables)» son de Javier Ayarza para la Fundación Díaz-Caneja. Las imágenes de los libros que acompañan a esta entrevista están tomadas de la página de Ediciones Cálamo.
─Las tres «gracias»: poesía, pintura y cirugía, en cierto modo, se dan la mano y se relacionan. Ahora no sabría decir dónde empieza una y terminan las otras. Aunque cada una tenga su propia manera y peculiaridad. A todas llegué por una atracción que no sé explicar. No suelo hablar de esto, por miedo e inseguridad. Ni sé por qué me he metido en tal lío, con tantas contradicciones. Haciendo bueno el dicho de que «quien mucho abarca, poco aprieta», lo asumo sin vergüenza. Creo que, en realidad, no aspiro más que a conocerme, aunque siga siendo mi desconocido.
─En cuanto a mis primeros libros, la influencia tampoco me queda clara. Siempre me he mirado en el espejo de Francisco Pino con mucha poesía occidental-europea detrás… pero mi cara aparece deforme. Es como si me preguntaras «¿por qué hablas así?». Qué te voy a decir… Respecto a la pintura, mis espejos fueron Paul Klee y Picasso, con ser tan diferentes, lo mismo con un montón de gentes detrás adoradas —adorables o no— y no tanto sus estilos como su actitud artística.
─Tratado de conservación es el título de un libro técnico de restauración en escultura que vino prestado a mis manos, y me arrancó unos cuantos modos o modismos de hablar. En cambio, Libro para quemar es un título robado o apropiación indebida. Proviene de un antiguo escritor chino: Li Zhi (1590). No conozco este libro y, por lo que he leído sobre él, no tiene en absoluto nada que ver con el mío; sin embargo, no ha dejado de interesarme la idea que plantea el título.
─Mi poesía es silenciosa porque no me gusta gritar ni hacerme el importante. Y sí me gusta escuchar a los que saben más y mejor.
«Vacío» (2002). Técnica mixta: caja abierta, cubo-cuadradillo rojo; 36 x 29 x 10 cm. Exposición Fundación Díaz-Caneja.
Acecho esas
vivencias encamadas
en el esplendor inmenso
del tiempo transparente
─Pues enumerar los momentos es larga tarea. Tiendo al panteísmo y, por ejemplo, una mañana puede traerme «el esplendor inmenso del tiempo transparente»; es solo una imagen como otra cualquiera. También puede ser la emoción de un pasaje en alguna película, unos pasos de danza en un teatro de tercera o cuarta categoría. Un gesto o algún momento musical inesperado.
«Relicario doméstico» (2010). Técnica mixta: caja y caja casillero con pieza de plástico y metal; 49 x 59 x 11 cm Exposición Fundación Díaz-Caneja.
Para escribir con tino
tal vez debas llevar
una vida diferente
y un poco verdadera.
─Una vida diferente podría ser el rompimiento de todos los espejos y afrontar todas mis miserias o debilidades
Con todos los sentidos
traduzco:
alba milagrosa
otra mañana
del mundo
a la entrada
flor
del membrillo
─Ya te digo. Soy un tanto panteísta y no lo rechazo.
─Mira, la poesía, afortunadamente, no sirve para nada y ese es su valor e interés. Siempre se quiere que sea una herramienta, un instrumento para algo y falla a la larga. A la corta, puede dar otra sensación. Por ejemplo, «La poesía es testimonio», «Es un arma cargada de futuro», «Poesía eres tú»… Muy bien, lo que se quiera. Ilusiones, espejismos, pañuelos de colores sacados de una chistera.
─El arte tiene unos dedos que te hacen cosquillas, pero la mano que mueve esos dedos juguetones es, a veces, una mano un tanto sucia y mercantil o enfundada en diferentes guantes. Parece que da, pero cuida de que no te quite. «Malos tiempos para la lírica» o «Para qué ser poeta en tiempos de penuria». ¿Es una vacuna contra la manipulación y el miedo a la muerte? ¿Es? ¿Debe ser? «—Me ha dicho el médico que mi hija tiene una sombra en el pulmón». —¿Madre, tengo una sombra?»
Así tu corazón
debes llevarlo al alfarero
dejarlo moldear
y luego endurecer
que aguante los embates de la vida.
Si hiciste un buen trabajo
no temas
perdurará en los siglos venideros.
─Son formas de hablar, sólo son formas del aire… Palomas que salen volando si das una palmada.
«Quinteto (para cables)» (2003). T. M. (Estuche de madera, cinco aisladores de cerámica); 6,5 x 7,8 x 3,5 cm. Exposición Fundación Díaz-Caneja.
infusión deliciosa
que se toma en solitario
─Somos soledades. Vivimos acompañados de otras soledades. Vivas o muertas, de todo tipo.
─En poesía, en arte en general, no se avanza. Se es y se está, al mismo tiempo. Lo demás es ruido, especulación, espejismo de nuevo. «Superficie desigual de la palabra… me siento y no estoy sentado.»
«Mudéjar» (2006). Técnica mixta sobre tabla; 40 x 32 X 2,5 cm. Exposición Fundación Díaz-Caneja.
─No me lo he planteado nunca. En toda la historia de la poesía aparece o se repite lo de Atahualpa Yupanqui: «Sólo digo mi canción a quien conmigo va…»
─Creo que sólo evolucionan o marchan las formas, el vestir, el vestido, la moda. La desnudez es la misma.
─Nunca he buscado la independencia de cada aspecto expresivo. No me importa que se impregnen entre sí. Si hay, si sucede, no lo evito.
─Me remito al símil de la Torre de Babel, por decir algo. Eso, que me siento y no estoy sentado.
─Buscar otra forma de decir… porque el lenguaje también es un vestido. No quiero ir desnudo, exhibicionista, o siempre con la misma ropa. ¿Es vanidad? Soy vanidoso.
─Desconozco mucha literatura, no solo la contemporánea. Pero duermo con el Quijote, el Libro del desasosiego de Pessoa, el Tao Te King de Lao Tsé y la Biblia, a mi lado, que es como decir que anoche me acosté con treinta y nueve…
─Como cirujano, hice cuanto supe y pude, algo positivo. Pero desconozco la medicina epidemiológica y esto de la pandemia me desconcierta como a casi todos. Pasará, aunque no lo vea.
─El confinamiento me facilitó mucho trabajo; no me he aburrido en absoluto. Como sociedad es o será parecido a una posguerra. Construir, reconstruir, cambiar de hábitos… nuevos paisajes urbanos, nuevas modas, otros trajes… Paciencia y a barajar.
Me gustaría concluir con una postdata. Estoy muchas veces en «la mudez de lo indecible» o en la Torre de Babel. ¿Qué es para cada uno el aire, el agua, la tierra o el fuego? Trae el diccionario. ¿Hablamos de lo mismo?
Palencia, 5 de febrero de 2021.