El 3 de mayo de 2024 falleció nuestro socio Jesús Diéguez García. Lo hizo de forma repentina. Unos días antes había publicado una nueva obra, Últimos poemas utópicos, última entrega de lo que él llamaba antologías noveladas. Eran estas, obras de ficción en las que, tras crear una trama novelesca, más o menos compleja, incluía fragmentos de obras de una época literaria determinada, unas veces, a través de citas directas; otras veces, adaptadas a las necesidades del relato. Leyendo cualquiera de estas obras: El gran plagio medieval, en el que realiza un recorrido por textos anteriores al siglo XV; Salamanca, que reúne fragmentos literarios del romanticismo español; Las citas cervantinas, en la que aparecen textos de Cervantes situados en la actualidad; La vida es un verso interminable, hermoso recorrido por la poesía española del siglo XX o Futuro imperfecto, viaje lleno de ironía por la literatura picaresca, uno descubre a un lector inteligente, perspicaz, lúcido, ingenioso, a un amante de la literatura que supo encarnar en textos sugerentes un talento narrativo construido en cientos de lecturas.
Jesús era un estupendo narrador, que sabía engarzar textos sabiamente escogidos para crear nuevas realidades literarias; pero era sobre todo un docente, un educador capaz de no reproducir de forma completa los textos en sus obras para provocar en sus lectores, como él decía, «el deseo de acceder al texto completo del que procedían».
Siempre unido profesionalmente al mundo de la educación ejerció como profesor de Lengua Castellana y Literatura en diversos centros e institutos madrileños, fue Inspector de Educación y Director de un Instituto de la Comunidad de Madrid. Desde 2012 formaba parte activa de nuestra asociación, primero como vocal y más tarde como tesorero.
Implicado siempre en las actividades de la APE Quevedo, participó de manera entusiasta en la mayoría de las iniciativas que esta puso en marcha. Dispuesto siempre a colaborar, a empujar cuando era necesario; ejerció, muchas veces, esa labor de ¡conciencia crítica¡ que, aunque no sea siempre comprendida en todo su valor, se hace tan necesaria, imprescindible, diríamos, en el devenir de una institución como la nuestra.
Era un hombre exigente, pero enormemente generoso, a quien no le importaba dedicar gran parte de su tiempo a conseguir que se cumpliera un objetivo o a ayudar a que otros lograran los retos planteados. No es de extrañar por ello que fuera, no solo uno de los fundadores en febrero de 2014 de la revista Letra 15, sino uno de sus más prolijos colaboradores. Basta acercarse a la antología de colaboraciones que, a modo de homenaje, ofrecemos continuación, una selección en la que veremos al Jesús narrador, al Jesús poeta, al Jesús articulista, al Jesús cronista, pero también a ese Jesús amante de la literatura, y siempre didacta, preocupado por el devenir de la educación o por el modo en que podía contribuir a la mejora de una enseñanza pública en la que creía y a la que dedicó gran parte de su vida. En la antología sonora de la última parte de este homenaje podemos recordar su voz.
Descanse en paz.
Una parte del equipo al cierre del primer número de la revista Letra 15, en febrero de 2014: Javier, Juan, Pedro, Azucena, Jesús y Pablo.
En 2014 en Crónica breve de una Convención. Escritores y escritoras en la RAE en su trescientos aniversario.
Tus compañeros te recordaremos.