Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» - ISSN 2341-1643

Sección CARPE VERBA

Carpe Verba

3.
Poemas

María Elena Luveiro Izquierdo

Elena Luveiro

María Elena Luveiro Izquierdo nació en Salamanca en 1970. Mi vida profesional y académica se desarrolla dentro del ámbito sanitario. A través de la poesía he podido manifestar todas las emociones que me acompañan a lo largo de mi vida, brindándome la oportunidad de conocerme gracias a la introspección que se genera, no solo en su escritura, si no en su posterior lectura.

elenaluveiro@gmail.com

 

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Selección de poemas inéditos recitados por su autora. Para leer escuchando.

 

Recitario APE Quevedo 527.

 

1. A la orilla

 

Tan lejos del mar y

mi corazón a la deriva.

La luna presa de las mareas,

sin olas.

Quiero el opaco plata

en su reflejo

y una lágrima cae a la

tierra baldía y estampa leve

su gota de sombra.

 

Tan lejos del mar y

mi corazón sin cuna.

Lejos de las olas que mecen

el canto de las sirenas.

Quiero el eco donde

se baten las aguas feroces, y el desierto

que habito ignora

el pulso dormido del sueño.

 

Tan lejos del mar y tan cerca

del olvido que otros encuentran

para negar los labios perdidos,

las miradas marchitas, la música

rota, el poema por descifrar,

la sibila ausente del destino

certero.

Tan lejos del mar y mi corazón

a la orilla.

 

2. Entre realidad y...

 

¿Cómo frenar la larvas de este pozo

de miseria?

Vivir así, dejando correr el minuto,

la hora, sujetando la angustia que

te ata la lengua y

dispara el corazón a bocajarro.

Morir sin prisa y

con tiempo entre escasas lagrimas

que derrotan la pose humana

de salvarse de cualquier sinsabor.

 

Bajar a este túnel de cieno y

contener el aliento sin más,

expandir el acordeón de mi pecho, y

lastrar al fin la voz que rompa

este silencio, la pena sorda del alma y

consentir el adiós marchito

de un amor y de otro tiempo.

 

Vivir así entre el adiós y el olvido,

entre la realidad y el deseo.

 

3. Melancolía

 

A veces la piel olvida

el tacto del amor,

el beso que ocupa

cualquier hueco,

la lectura perseguida

de los labios tempranos.

A veces la piel escucha

la ausencia de cualquier roce,

las caricias perdidas,

el eco del corazón errante

buscando el exiliado abrazo,

sin patria donde encontrarse.

A veces la piel olvida

el surco de la sonrisa,

la danza antigua del alma

enamorada,

el resorte deshilado

de nuestras manos

en la memoria

de nuestra melancolía.

 

4. Misericordia

 

Traes contigo la miseria,

los huesos molidos,

el salitre en la calavera de tu padre.

Las olas te alejan, te mecen,

remojan la herida donde

tu vida emerge.

Olvidas la oscuridad del pozo

donde te alojas y un vaivén

dulce y compasivo te acompaña

desde el fondo de este mar.

Redimes como cualquier pecador

la culpa y el dolor del cadáver que

habitas.

Ego yo me absolvo y el azul

finito del horizonte baila

bajo la mirada marchita

de quien encuentra su misericordia.

 

5. Verticalidad

 

Ausente de sombra.

Es mediodía, en la verticalidad

de un sol ausente, naufrago

con los labios cerrados,

con la lengua apretada,

no pronuncio tu nombre,

no respiro.

Olvidé la brisa de tu mirada,

el océano verde bajo las pestañas

de nuestro tiempo.

Las manos que escaparon

del bolsillo de nuestro corazón.

 

Estoy aquí sobria de ginebra,

ausente del sinsabor de cualquier

dolor, del arcoíris estampado

en el suelo, de las gotas de lluvia

chapoteando la acera.

 

Es mediodía, en la horizontalidad

de esta mujer, de su copa vacía,

del soplo que espira, de la sonrisa

que suspende, de las manos que

mecen su corazón, de la mirada que

inclina,

ausente de sombra.

 

6. Vértigo

 

Y tú no lo sabes,

lo ves en otros pero el tiempo

te acompaña.

Olvidas,

tu mente te despista,

te vicia en el ayer,

en el futuro, en el deseo de ser

lo que no alcanzas.

 

Y tú no lo sabes,

escuchas la melodía que te enhebra

el alma y

el tiempo te acompaña.

Olvidas el azogue

del espejo y

la mirada escasa devuelve

un rostro fugaz,

se perdió el esbozo de tu risa,

la mirada inquieta,

el beso del corazón sobre los labios

fríos que te buscan.

 

Y tu no lo sabes,

tu pecho expande una mentira y

el tiempo te acompaña,

escuchas un réquiem y

tu piel delata al final

el vértigo

de estar viva.

 

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