Sección CARPE VERBA
Carlos Martín
El autor (Madrid, 1956) muestra desde su ya lejana adolescencia una voluntad de esclarecimiento y una búsqueda de respuestas a las cuestiones que nos producen el asombro ante nuestra existencia. De temprana vocación poética, no ha sido hasta comenzado el siglo XXI cuando se decide a publicar: El Sueño de Lázaro (2009), Memoria de la Ceniza (2011), La Conciencia Perturbada (2013) y su cuarto poemario, La Diadema de la Muerte en 2018. El Ojo y la Cuerda (2019-2021), con ilustraciones de Nuria Gamboa, textos de Carlos Martin y edición a cargo de Javier Fernández Delgado, es su primera obra en formato de publicación web: un libro de horas con poemas, prosas y cuentas de rosario, esculpido ex profeso para la lectura móvil, que permite la inmersión profunda del lector en cualquier instante, en todo lugar. Tras un largo y meditativo silencio, en estos días prepara la salida de su próximo libro, Siempre Cayendo.
En la actualidad, Carlos Martín vive al pie de la montaña, apartado de los Hombres.
Nota: los poemas inéditos aquí seleccionados han sido compuestos entre junio y agosto del año 2024 y son un avance de de su próximo libro, Siempre Cayendo, del que espera que cause estupor y acaso remueva conciencias. Aquí se pueden escuchar y leer seis de ellos.
Mientras sigues
todo sigue.
La condición es el azar,
la travesía, un mar proceloso.
El viento azota los árboles,
azota las conciencias.
Mientras sigues respirando
todo sigue, aunque no acompañe.
La mañana mentirosa
se despliega en esplendor.
Rehén de viejos miedos
no aparto la mirada de mí
pues en todo me reflejo.
El otro, si es presencia,
lo es solo para mí.
La vida sin conciencia
madura en derredor
pero si uno no es en sí
de qué sirve la angostura
del vivir.
Abstraído en altos menesteres
pasa la arena de los días
y me digo que es mejor que pase
pues el grávido peso del tiempo
atraviesa el cuerpo de ilusiones y anhelos
dejando tras de sí un corazón insatisfecho.
Soy naturaleza, soy poesía,
soy senderos del bosque,
soy filosofía, soy literatura,
soy el amo de mis rutinas,
soy música en muy diferentes registros,
soy hombre enamorado
de la mujer que vive arriba
Un continuo caer y levantarse,
la Naturaleza manda.
Pareciera un juego cruel
sentirse esperanzado
y al cabo, inestable y doliente,
aquí nadie se atreve
a maldecir a los dioses que nos llenaron los días de hiel
y las noches de espanto.
Creímos que el asunto era una fiesta
mas las bebidas estaban envenenadas.
La lenta decadencia, los caminos cortados
nos torcieron el gesto, perdimos empuje.
La palabra, tosca o endiablada
sirve a los filósofos que con tanta fe se entretienen,
para el resto, nos queda deambular desorientados
en los prados del Señor, perverso laberinto,
siempre solos, siempre envueltos en la niebla,
siempre cayendo
Azar y Emboscada