Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid - ISSN 2341-1643

Sección ENCUENTROS

Entrevista a la autora Care Santos Torres


«Los adolescentes plantean un reto a los autores»

César Mallorquí

Entrevista de

Silvia Eva Agosto Riera

La entrevistadora es profesora de Lengua Castellana y Literatura en el IES «Francisco Giner de los Ríos» de Alcobendas (Madrid) y del Máster Universitario en Formación del Profesorado de la Universidad Complutense de Madrid.
seagosto@ucm.es

Fotografías de Azucena Pérez Tolón para APE Quevedo.

 

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Junto con el presidente de la Asociación de Profesores «Francisco de Quevedo», la entrevistadora, vocal de la Asociación y profesora de Lengua Castellana y Literatura en el IES «Francisco Giner de los Ríos» de Alcobendas (Madrid) y del Máster Universitario en Formación del Profesorado de la Universidad Complutense de Madrid, compartió con la autora de Mentira uno de nuestros Encuentros Literarios, el XIII, el pasado 14 de febrero en el Salón de Conferencias de la Universidad Complutense de Madrid.

 

1. Presentación

Care Santos es una autora galardonada, cuya obra ha obtenido gran reconocimiento por parte de la crítica y, lo que es quizás más importante, ha logrado despertar el interés entre los adolescentes. Fieles lectores de la saga Mentira, la historia de Eric y Xenia logra emocionar y fortalecer el hábito lector en un público que suele ser difícil de seducir.

En esta entrevista, la escritora catalana dialogó con Letra 15 sobre temas tan diversos e interesantes como sus influencias literarias, el papel de los profesores en su vocación por las letras y las particularidades de quienes disfrutan de sus obras, desde los más pequeños hasta los adultos.

En estas líneas, es posible asomarse al universo de la escritora y conocer cómo elabora sus textos, cuál es su relación con los lectores de todas las edades y qué percepción tiene de la enseñanza de los clásicos en el aula.

 

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2. Entrevista

1. ¿Se clasificaría como 'escritora brújula' o 'escritora mapa'?

─Clarísimamente, como escritora mapa. Tengo todo previsto, todo pensado y redactado con esquemas. Busco equilibrar la aparición de los personajes y sus intervenciones en cada capítulo para que todos tengan presencia en la obra. De todas maneras, cuando empecé a escribir era más esquemática, tenía pautas muy precisas, estableciendo punto por punto lo que iba a ocurrir. En algunos casos, los guiones se correspondían con los capítulos, en otros casos no. Ahora doy algo más de espacio a la improvisación.

 

2. ¿Cuáles han sido sus influencias literarias más importantes?

─Mis mayores influencias las encuentro en la literatura del siglo XIX, especialmente en la anglosajona y la rusa. No sería yo misma como escritora ni como persona sin esas lecturas. Para citar dos autores que me han marcado, puedo nombrar a Wilkie Collins y a Iván Turguéniev. Hay rastros en mis novelas de todos ellos, fundamentalmente de La piedra lunar, una novela atrapante, y Padres e hijos, en la que el lector espera una catástrofe inminente, pero en realidad no pasa nada.

 

3.A lo largo de su trayectoria ha recibido muchos galardones ¿con qué premio se ha sentido más satisfecha?

─No hay premio que no te deje satisfecha, pero podría decir que los premios que me dan especial satisfacción son los de los lectores, porque son producto del entusiasmo y por ello son muy especiales para cualquier escritor.

Hay premios que te cambian la vida en muchos sentidos, por ejemplo, el Nadal, que ha marcado un antes y un después en mi carrera… Pero recuerdo uno que para mí fue decisivo: el primer premio de poesía de mi colegio, que recibí cuando tenía catorce años y en el que participé por la insistencia de un profesor, que me animó a presentarme. El colegio Valldemia de Mataró, de los hermanos maristas, convocaba un concurso autonómico de poesía sobre la figura del fundador de la orden, Marcelino Champagnat. Realmente no me motivaba mucho el tema, pero tomé uno de los poemas que había escrito, dirigido a un amor juvenil, cambié el nombre por «Marcelino» y lo presenté. Jamás lo hubiera intentado sin la insistencia del hermano Félix Rodríguez, el director del centro. Realmente lo envié para que me dejara en paz (risas) ¡Y resultó ganador de cinco mil pesetas, que en ese momento era una fortuna! Ese premio fue fundamental para demostrarme a mí misma que podía dedicarme a la literatura.

 

4. Se puede decir entonces que los docentes tuvieron un papel importante en sus inicios como escritora…

─En mi vida hubo dos profesores importantísimos. Félix, con quien sigo en contacto, viene a mis presentaciones, compra mis libros, jamás me permite que se los regale y no me falla jamás; y el hermano Josep Rebugent, de literatura catalana. Este profesor fue definitivo para mí. Recuerdo que leíamos diez libros a lo largo del curso, grandes obras clásicas. Pero también relacionaba esos textos con otros autores como Ibsen, Stringberg… Jamás había conocido a un profesor que se emocionara en clase y que nos hiciera despertar la emoción con la lectura. Por ello, fue la primera persona fuera del ámbito familiar y de mi círculo de amigos a la que le di algo que había escrito. Él se dio cuenta de que era vulnerable e hizo dos cosas fundamentales: no me hizo esperar, sino que realizó una devolución de su lectura de un día para otro; y además me dio ánimo. Recuerdo que dijo que en mis textos se notaban ciertas 'veleidades literarias' y corrí a casa para ver qué significaba la palabra 'veleidades' (risas). Fue una persona fundamental en mi formación y, a modo de homenaje, le puse su nombre a un instituto de ficción que aparece en la última novela juvenil que estoy escribiendo. Creo que debería haber un centro educativo con su nombre.

 

5. La mayoría de su producción literaria se concentra en la narrativa, pero también ha escrito poesía ¿Qué particularidades tiene uno u otro género? ¿Llegará a los lectores alguna obra de teatro de su autoría?

─En realidad, también escribí teatro. Tengo escrita una obra para jóvenes que se estrenó en Mataró.

Me interesan todos los géneros, pero hay que elegir y me he ido decantando por la narrativa. La poesía es diferente. Puedes 'garabatear' poemas a lo largo de toda tu vida. Es más, este año me voy a librar del pudor y voy a animarme a publicar un libro de poemas que he seleccionado de mis textos escritos a lo largo de veinticinco años.

 

6. Sus obras se dirigen a distintos públicos (niños, jóvenes, adultos), ¿encuentra diferencias al escribir para unos u otros?

─Escribí para niños cuando mis hijos eran pequeños, ahora que han crecido ya no me resulta tan natural dirigirme a la infancia.

Por otra parte, la literatura juvenil me gusta mucho porque me gusta mucho la adolescencia, ese período vital que merece ser contado y que me apetece contar. Los adolescentes plantean un reto a los autores; son despistados, críticos, hay que convencerlos, atraerlos al libro. Son un público lector que, en algunos casos no quiere leer y, en otros, no sabe que quiere. Por tratarse de lectores no convencidos, es preciso crear un estilo adecuado, no censurar ningún tema, no 'rebajar' los problemas o el lenguaje, no evitar hablar del mundo adulto. Es una etapa fascinante porque quien la atraviesa vive un momento de construcción de sí mismo.

Finalmente, con respecto a los lectores adultos, tengo otra voz. No lo preveo, no lo tramo. Me nace otra voz y otras temáticas sin que me lo proponga de forma consciente. Se trata de una mirada al pasado y en esto reside quizás esa otra voz, porque mirar al pasado forma parte de la madurez.

 

7. ¿Qué es lo que destacaría de la respuesta que recibe por parte de los lectores adolescentes en los encuentros literarios con el público escolar?

─-No hay dos encuentros iguales, cada uno tiene su particularidad. Siempre brindan un comentario agudo, encuentran erratas que se le pasan al editor más experto, plantean reflexiones sesudas, profundas. Quien quiere escribir para jóvenes tiene que conocerlos y estos encuentros propician ese conocimiento.

 

8.La saga «Mentira» es muy valorada entre los jóvenes, a quienes suele ser difícil motivar para la lectura ¿Cuál cree que es la clave de este éxito?

─No tengo idea. Si lo supiera, lo repetiría (risas). Posiblemente, ha llegado a los lectores adolescentes porque cuenta cosas que les interesan y confluyen temas diversos como el amor, las drogas, una infancia difícil, el barrio marginal, los criminales. Quizás esta mezcla de ingredientes sea una de las causas.

 

9. El personaje de Eric es muy complejo y rico, víctima de su entorno y su historia familiar, pero encuentra en los libros un refugio, ya que le abren las puertas a conocerse a sí mismo y a encontrar un amor ¿Se podría hablar del poder reparador de la literatura?

─Ese tema aparece mucho en mis libros. Creo que aquello que constituye tu vocación, tu objetivo en la vida, tiene ese poder; los libros 'salvan'. Yo lo he experimentado y lo proyecto en mis personajes: salvarse por la irrupción de la literatura en tu vida.

 

10. Una de sus novelas fue adaptada a la pantalla ¿Se imagina una serie basada en la saga «Mentira»?

─Me encanta imaginarla y ojalá se materializara. Ahora hay una posibilidad, pero es un proyecto y no puedo decir nada.

 

11. En estos momentos en los que resulta difícil fortalecer o incluso despertar el hábito lector en los jóvenes, surge recurrentemente la pregunta sobre los clásicos en el aula. ¿Los docentes debemos continuar persistiendo en el intento?

No soy una experta en el tema, hablo desde mi opinión. Tal vez se deba cambiar la forma de enseñar, revisar los currículos escolares. El profesorado puede dar a conocer fragmentos seleccionados, leer con los alumnos en voz alta, ayudar a descifrar el lenguaje complejo de los clásicos que los estudiantes no logran entender. Fernando de Rojas era atrevido, provocador; El Lazarillo de Tormes es muy moderno, pero las grandes obras no se pueden aprender como el listín telefónico, con una retahíla de nombres y títulos. Cuando veía cómo aprendían mis hijos me he llegado a enfadar porque eso no es la literatura. Crear el hábito lector es un objetivo básico que debe perseguir un profesor porque los lectores son personas empáticas, imaginativas, y para ello es fundamental entusiasmar a los jóvenes en las aulas.

 

5. Diálogos literarios

Diálogos literarios es una iniciativa que promueve desde hace doce cursos la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» junto con la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Se trata de encuentros con un autor o autora y tiene como objetivo acercar a los profesores y a los futuros docentes a ciertos escritores cuyas obras motivan a los alumnos a la lectura.

Hasta el momento se han realizado los siguientes diálogos situados en los últimos cursos:

  • I. 2011/12: José María Merino (reflexiones en torno a su libro Las crónicas mestizas).
  • II. 2012/13: Gustavo Martín Garzo (a propósito de su libro de literatura fantástica La princesa manca). Letra 15, n.º 1.
  • III. 2013/14: Mercedes Chozas (charla sobre su antología de cuentos Antes de los dieciocho). Letra 15, n.º 2.
  • IV. 2014/15: Fernando Lalana (diálogo sobre sus novelas detectivescas para jóvenes a partir de El último muerto). Letra 15, n.º 3.
  • V. 2015/16: Manel Loureiro (diálogo sobre su saga de terror, Apocalipsis Z). Letra 15, n.º 5.
  • VI. 2016/17: Javier Ruescas (charla sobre ciencia ficción a partir de su novela Tempus fugit). Letra 15, n.º 7.
  • VII. 2017/18: María Menéndez Ponte (sobre la novela juvenil a partir de Nunca seré tu héroe). Letra 15, n.º 8.
  • VIII. 2018/19: José Luis Alonso de Santos (diálogo sobre el teatro en el aula). Letra 15, n.º 9.
  • IX. 2019/20: Jordi Sierra i Fabra (diálogo sobre su obra narrativa). Letra 15, n.º 10.
  • X. 2020/21: Benjamín Prado (diálogo en modalidad semipresencial con motivo de la pandemia). Letra 15, n.º 11.
  • XI.2021/22: José Ángel Mañas (diálogo sobre la novela generacional a partir de Historias del Kronen, febrero, 2022). Letra 15, n.º 12.

 

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