Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid - ISSN 2341-1643

Poemas & collages

Carlos Alcorta

Carlos Alcorta

Nace en Torrelavega, (Cantabria, 1959). Ha publicado los siguientes libros de poemas: Lusitania (Biblioteca del Vigía. 1988), Condiciones de Vida (Editora Regional de Extremadura.1992), Cuestiones Personales (Colección Árgoma. 1997), Compás de Espera (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza. 2001), Trama (Algaida Poesía. 2003), Corriente Subterránea ( DVD Ediciones. 2003), Sutura (Poesía Hiperión. 2007) Sol de Resurrección (Calambur, 2009), Vistas y panoramas (Eclipsados, 2013), Ejes Cardinales. Poemas escogidos, 1997-2012 (Renacimiento, 2014) y Ahora es la noche (Valparaíso Ediciones, 2015), así como las siguientes plaquettes: Doureios Hippos (Scriptum. 1986), Un Lugar en la Memoria (Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce. 1988), Pormenor (La Horadada. 2005), A la intemperie (Centro Cultural de la Generación del 27. 2007) y Ritual de la luz (Ediciones del 4 de agosto, 2008). Ha obtenido premios como el Ángel González, el Alegría/José Hierro, el Hermanos Argensola o el José Luis Hidalgo y ha sido accésit de los premios Fray Luis de León, Ciudad de Salamanca y Antonio Machado/Premios del Tren. Ejerce la crítica literaria y artística en revistas especializadas y otros medios de comunicación. Mantiene un blog de crítica y traducción: carlosalcorta.wordpress.com.

Ha escrito textos para catálogos de artistas como Chema Madoz, Marcelo Fuentes, Rafael Cidoncha, Juan Manuel Puente o los proyectos Ver(se) y Agenda Cultural. Codirigió la colección de poesía SCRIPTVM desde 1985 hasta 1991 y desde 1997 hasta 2007 la revista de literatura y arte ULTRAMAR con sus colecciones de cuadernos poéticos «El Astillero» y «Travesías». Ha sido codirector de la colección de poesía de la editorial Quálea. Actualmente coordina las Veladas Poéticas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander y es corresponsable de las actividades y publicaciones del Aula Poética José Luis Hidalgo. Es editor en Septentrión Ediciones.

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1.
Sobre la alfombra

 

Cada acción conlleva una responsabilidad.

SLAVOJ ZIZEK

 

Sobre la alfombra que decora el suelo

enlosado se elevan altas dunas

que el sol poniente vuelve anaranjadas,

crecen profundas sombras que convierten,

a vista de pájaro, el arenal

desierto, en piel de tigre desteñida

surcada por errantes

manadas de bisontes, sanguinarios

felinos que la sed ha vuelto dóciles,

exhaustos paquidermos que la mano

del niño inmoviliza

o desplaza al compás que su albedrío

le dicta.

               Sí, procede con frecuencia

como un voluble dios que juguetea

con el destino de los seres vivos.

Sin saber, con intuir los siente suyos,

porque aún no es consciente

del alcance que entrañan sus acciones

y no entiende las leyes naturales

que gobiernan el mundo,

pero la práctica indiscriminada

del soborno o la angustia del castigo

mitigan su dominio, la aparente

aflicción que muestra ante los accesos

de violencia infundada.

 

Acaso su franca temeridad,

su falta de experiencia determinan

las proporciones incorrectas de hombres

y animales, la desafortunada

orientación con que una blanda luz

artificial señala el camino de vuelta

hacia la negra paz del envoltorio.

 

Quienes permanecen a la intemperie,

esas desorientadas muchedumbres

de plástico que esperan cerca de los motores

inservibles que el cielo

vierta sobre sus rostros

secos la miel mirífica del aire

de marzo, restablecen la secreta

correspondencia con la realidad,

responden a las formas que los sueños

multiplican y su presencia, rota

la inmaculada red de la virtud,

consuma el triunfo de lo imaginario.

 

Quien aprende a mirar, aprende a ser.

(de Sutura. Hiperión, 2007)

 

Carlos Alcorta: Poemas & collages 1

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2.
Insular

El brillante aguijón de acero ensarta

en la erizada cúspide su punta

fría. Se arquea el rosetón morado

igual que caña joven si el sol vierte

sobre la corva quilla su dulzura

de fuego desmayado. Con arena

y viento juegan voluptuosos silbos

sobre la transparente cruz labial

que se enriza en la toalla volandera.

¿Espera, duerme o sueña? No delatan

sus párpados cerrados mansedumbre

o fervor, baratija o diamante la exacta

joya que centellea en el ombligo.

 

La carne dolorida es sinsentido

en la conciencia de este ser alerta,

puro gesto el candor de su abandono.

 

Porque su voluptuoso cuerpo absorto

como una sombra inmóvil,

la cumbre impúdica del seno absuelto,

el cordón que recorre la cintura

no son castigo sino viva diana

que exalta la mirada, claridad

de un cielo inmerecido que se muestra

tan solo a mis alborozados ojos en su alta novedad,

en su desnuda esencia.

 

Ciegos los otros, cómplices de nadie.

(de Sol de resurrección. Calambur, 2009)

 

Carlos Alcorta: Poemas & collages 2

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3.
En el Covadonga

A Leopoldo Sánchez Torre

Es una trampa para la mirada

ese hilo negro que en sus piernas trenza,

favorecido por el escenario,

el laberinto de un deseo

al que no opones resistencia alguna,

vencido por la sed, por el ayuno

que interrumpe la flor de la carne en su cumbre.

 

No da la cara el rostro deslavado,

oculto tras el espesor del humo

ni el encorvado torso sedicente

a destiempo girado hacia el espejo.

El cielo aquí es un falso

cielo que no protege ni resguarda,

un cielo sin contrastes,

de media luz,

de noche interminable,

donde el seguro sol jamás fulgura,

un cielo sin borrascas y sin pájaros

que atrapa al alma

y sus enseres.

 

Vuelve en ti.

Nunca hallarás la plenitud de ser

tú mismo en ese mundo de apariencias,

donde solo es cabal la red que apresa.

¿Y qué importa, si es esa tu verdad

y nada es más cierto que lo soñado?

 

Tu voluntad te afirma en lo que sientes

cuando acaricias sin tocar la piel

expuesta y aumenta el pulso de la sangre.

No juzgues, por tanto, lo que revelan

tus sentidos imparcialmente. Vuelve

en ti. Sé quién eres, aunque la imagen

perversa de una sombra que a la mente

enardece refiera más de ti

que el minucioso examen de tus actos.

(de Sol de resurrección. Calambur, 2009)

Carlos Alcorta: Poemas & collages 3

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4.
Sounion

Y cada piedra que pisábamos ensangrentada por el crepúsculo

CHARLES SIMIC

 

El calor sofocante de la tarde

castigaba los pies de los viajeros,

ya impacientes por el retraso

del autobús, bajo la marquesina

descolorida. Apenas llegaba aire

a mi cerebro y la incertidumbre

se adhería a las células que activan

los sentidos igual que un enojoso

parásito o la mala reputación congénita.

 

La imagen instalada previamente

en mi memoria se fue haciendo

realidad ante mis ojos,

como sucede a veces con los sueños.

Contemplé, como si en la luz quedaran

suspendidas, las formas celestiales

de las columnas que hacia el distintivo

estival ascendían desde una cota opuesta

al estilóbato, vi cómo ceniza y sombras

se internaban, arriadas sus velas, en un mar

dócil, amansado, cárdeno, solo mío.

Por un momento el mundo se detuvo.

Y mi precipitación me inclinó

a suponer que nada de aquel instante

cambiarían los años, ni siquiera

el violentado friso, repuesto en la memoria,

ensangrentado por el crepúsculo,

que unos días después menospreciaba.

 

Pero cuando contra mi piel

repercutió el canto de los pájaros

y se ahormaba contra el fuste

quebrado de pilastras confinadas

en un drenaje casi sumergido

la espuma de las olas, el inmortal verano

me supe un dios caído a quien pronto

la juventud que entonces disfrutaba

abandonaría, como a un ingenuo

narciso, sin integridad ni gloria.

 

Ahora, satisfecha la deuda contraída

con mi yo de aquel tiempo al escribirlo,

varias fotos en blanco y negro

que decoran los últimos peldaños

de la escalera de la nueva casa,

preservan del olvido esta desviada

sensación de melancolía. Yo las observo

cuando subo al trastero, con un fervor convencional

tan similar a la de quien observa

en la vitrina una distribución

de extravagantes lepidópteros

que temo, muchas veces, confundirme.

(de Ahora es la noche. Valparaíso, 2015)

Carlos Alcorta: Poemas & collages 4

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5.
Interpretación del magma

El cielo enrojecido de finales

de noviembre parece una caldera

hirviendo que me incita a predecir

en sus cenizas el futuro, como si fuera

un hechicero envalentonado

por profecías y por enigmáticos

augurios. Mienten cuando dicen

la verdad, cuando engañan son sinceros.

La oscuridad convierte

al hombre en un ser más introspectivo,

en alguien indefenso ante las dimensiones

inaprensibles de los mares,

del desierto o de las constelaciones.

 

La noche asalta el paisaje,

cubre con maquinales sombras

el espacio que antes esclavizaba

la luz sin resistencia.

Cierro herméticamente las persianas,

buscando esa otra realidad

que promete la luz artificial.

La travesía hasta la mañana

siguiente está preñada de pasos a tientas,

de grutas donde mantenerme a salvo,

de peligrosos puentes al socaire.

 

Sigo el ensayo musical de mi hijo.

Las notas del oboe penetran en el alma

como una abstracción de la felicidad,

consiguen que me olvide de todo,

que desdeñe las vastas magnitudes

que tan a menudo me atemorizan

o los graves asuntos que trastornan

el equilibrio de la convivencia.

 

La esperanza de reconstruir

la pasión casi muerta, pienso ahora,

proviene de una fuerza demoníaca,

como la claridad nocturna. Dejo

que me ciegue durante unas horas.

Un mínimo alfiler

basta para hacer estallar un globo.

(de Ahora es la noche. Valparaíso, 2015)

Carlos Alcorta: Poemas & collages 5

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6.
Visiones de un sonámbulo

Frente a mi puerta pasa diariamente,

resuelto como bestia perseguida.

 

Para llegar aquí y ser la diana

de mi mirada, brillo ocasional

de un astro que regresa,

atraviesa sombrías gargantas vegetales,

verdes cielos de alisos y de fresnos,

pastizales del tono del esparto,

resecos latifundios sin cosecha,

oscuros túneles interminables

donde libre aletea

la luz del pensamiento.

 

Y para una mirada infantil que revela

esa alongada larva itinerante,

esa lombriz de plata envejecida

que emerge repentina de la nada,

de la boca del diablo y con su silbo

abre y cierra las puertas del destino,

qué energía enfrentada, qué fricción

de metales provoca la parada

en la estación acristalada y sola

de ese vagón que no transporta a nadie.

 

Por eso, el pasajero que seré,

vislumbra los vertiginosos trenes

que se dirigen hacia un futuro que ignoro

desde un urgente ayer que ya no es mío,

con los ojos abiertos,

con la mente ida entre sudor y sábanas

arrugadas, igual que un lago desecado.

 

Después del sueño, la agrietada cola

se contrae. Entre nubes y capitulaciones

se desvanece como una ilusión.

Y no es ocioso colegir que el agua

de lluvia ahoga el eco del adiós

y me reconstituye como pócima

milagrosa, y me inyecta fuerzas

para alcanzar la meta codiciada,

la que me incita a recorrer enormes

distancias, hasta hacerme abandonar

mi yo más firme, el que sustenta el ser

y me define. No es grandilocuencia

someter en la fragua el refulgente

acero del lenguaje y pedir que legitime

una certeza: solo cuando llega

la muerte, en el último viaje, tomas

conciencia de que el mundo entero

se desvanece, como una abstracción,

ante tus ojos complacidos.

(de Ahora es la noche. Valparaíso, 2015)

Carlos Alcorta: Poemas & collages 6

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