Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid - ISSN 2341-1643

Del amor y otros enseres

Ignacio Asenjo

Ignacio Asenjo

Ignacio Asenjo Salcedo es Doctor en Bellas Artes y Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor de Dibujo de Secundaria, en la actualidad dirige el IES Gregorio Marañón de Madrid. Aquí presenta objetos desahuciados de la vida cotidiana que convierte en contemplación artística. También es autor de un cuidado libro que Graymo publicó en 1997 bajo el título nIÑOS de oTROS mUNDOS. Su obra artística puede verse en

Blog: http://ignacioasenjosalcedo.blogspot.com

Youtube: Ignacio Asenjo Salcedo

ignacioasenjosalcedo@gmail.com

José Antonio Torres

José Antonio Torres

José Antonio Torres Cabrero cursa estudios de Arte en la UNED y es un profundo conocedor de la obra de Ignacio Asenjo, sobre el que ha escrito en varias ocasiones, bien con palabras propias o tomando prestadas aquellas que para la ocasión le resultan adecuadas.

Las obras de arte sugieren un sinfín de pensamientos abiertos. Pruebe también el lector a apropiarse de ellas con sus propios relatos que el artista le propone hacérselos llegar y dialogar tras la contemplación de sus obras.

 

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1.
El beso del deseo

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…y el beso se hizo carne y habitó entre nosotros.

 

«El amor carnal es el bulón que une dos almas». El simbolismo de las tenacillas trasmite que las dos piezas que se cruzan son dos seres y el beso sexual el nexo de unión entre ellos.

Expresar la unión entre dos seres, entre dos ánimas, necesita recurrir a las mismas palabras con las que se explica el amor físico, debido a que no contamos con otras que permitan exponer la unión espiritual, presumiblemente, porque tal unión es desconocida para el ser material que es el hombre. ¿Cómo expresar la unión entre dos enamorados, con qué palabras?

Al igual que en el Cantar de los cantares de Salomón, y de la Canción II de San Juan de la Cruz, nuestro artista ha recurrido a un símil, a una herramienta, que se expresa visualmente con el lenguaje habitual, el del amor sexual, para exponer la unión espiritual entre dos unidades materiales, dos seres. No es una obra erótica, como tampoco lo son las obras referidas. Es amor en estado puro, es la quintaesencia del amor.

¡Que me bese con los besos de su boca!

Tus amores son un vino exquisito,

suave es el olor de tus perfumes,

tu nombre es como un bálsamo que se va derramando

por eso se enamoran de ti las jovencitas.

El rey me ha introducido en sus habitaciones,

por ti nos alegramos y regocijamos,

recordaremos tus caricias

que son mejores que el vino

¡con cuánta razón eres amado!

…/…

Cantar de los Cantares, de Salomón.

 

En una noche oscura

con ansias de amores inflamada

¡oh dichosa ventura!

salí sin ser notada

estando ya mi casa sosegada.

 

A oscuras y segura

por la secreta escala disfrazada,

¡oh dichosa ventura!,

a oscuras y encelada

estando ya mi casa sosegada.

…/…

Noche oscura. Canción II, de San Juan de la Cruz.

 

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2.
Atracción

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Desde entonces mis ojos dejaron de pertenecerme
para siempre.

 

¿Quién menoscaba mis bienes?

¡Desdenes!

¿Y quién aumenta mis duelos?

¡Los celos!

¿Y quién prueba mi paciencia?

¡Ausencia!

De este modo en mi dolencia

ningún remedio me alcanza,

pues me mata la esperanza,

desdenes, celos y ausencia.

 

¿Quién me causa este dolor?

¡Amor!

¿Y quién mi gloria repuna?

¡Fortuna!

¿Y quién consiente mi duelo?

¡El cielo!

De este modo, yo recelo

morir de este mal extraño

amor, fortuna y el cielo.

 

¿Quién mejorará mi suerte?

¡La muerte!

Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?

¡Mudanza!

Y sus males, ¿quién los cura?

¡Locura!

De este modo no es cordura

querer curar la pasión,

cuando los remedios son

muerte, mudanza y locura.

El Quijote-I. Ovillejos, de Miguel de Cervantes.

 

Duro como el hierro es el amor

cuando solo la vista permite Eros.

Afrodita lasciva,

con sus atributos de diosa,

el deseo fuerza con belleza suprema.

El amante queda entre rejas

de beldad prendido.

Mas, no solo el cuerpo,

prendas sublimes el alma encierra.

Ojos son del alma ventanas

que al exterior dan noticia.

¡Ojos, me enamoraron!

Ojos profundos y oscuros,

alegres en su brillo,

serenos cuando tristes,

grandeza de espíritu proclaman.

Más amo su alma

que su prefecto físico.

Dame de ti,

de tus ojos,

de tu alma.

Ojos oscuros, de José Antonio Torres.

 

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3.
El amor de verano se endulza con helados de chocolate

 

Cuando conocí la obra por primera vez escribí lo siguiente:

Un amor furtivo, temporalmente limitado, el de los adolescentes, estacional. ‘¡Una aventura!’ con helado de chocolate, cruce de miradas, sonrisas con besos a la bola de helado sobre el cucurucho, insinuando aquellos que se desean, sobre los endulzados labios del amante. ‘¡Una flor!’, de frío metal, efímera como todas, como el emocionante amor de verano, inolvidable.

Hoy voy más allá y escribo esto otro:

¿Amor, dices? ¡Amores hay muchos! ¡Amores hay que matan! Existe el amor carnal, el amor espiritual, el amor al conocimiento, ya lo decía Platón. El de don Quijote es caballeresco, sin embargo, el de Sancho es marital y fraternal. El de Garcilaso cortés y el de Sannazaro bucólico pastoril. Amor místico el de Santa Teresa y el de San Juan de la Cruz, mientras que el de Fray Luis de León es un amor platónico que identifica una conducta ascética. Los más complejos son los que identifica y define Sigmund Freud. Amor es un sentimiento humano que surge de la interacción de compuestos químicos y fenómenos físicos cuyo fin es la conservación de la especie. Suponemos, los humanos, que los otros animales no tienen sentimientos, luego no sienten amor; pero no tenemos certeza sobre esta proposición. Frans de Waal, etólogo y primatólogo, nos hace dudar, ¡quizás algunas especies animales sienten! Y, cómo no, existe el amor de verano. Pero, este, no pertenece a la estación del año, al estío, el amor de verano es aquel que nace en cualquier momento de la vida y se caracteriza por ser efímero y apasionado.

*

Mira si sois amigo, no me digáis cosa que me pese, que no tengo por amigo al que me hace pesar; mayormente, si me quiere meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero y la amo más que a mí. Y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco; que yo juraré sobre la hostia consagrada, que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa dijere, yo me mataré con él.

Vida del Lazarillo de Tormes. Tratado séptimo,
de autor anónimo.

 

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4.
Las heridas de la vida se cosen y se descosen

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A quien la vida no le ha producido heridas es que no ha vivido lo suficiente

 

Desde el amanecer al atardecer, en ocasiones entrada ya la noche, rodeada de telas e hilos de colores, permanece sentada, cose. El descanso se produce cuando atiende a sus hijos y realiza las labores de la casa que todos ellos le exigen.

Cuando duerme, sueña. Sueña que baila vestida con ricos ropajes, cosidos ¡ah! por otras mujeres; que criados y criadas atienden sus necesidades, las de sus hijos, las de la casa; que viaja a exóticos lugares.

Pero su vida es como la de la estrellas. Estas tienen su orto en el levante y su ocaso en el poniente; nacen a oriente, viajan circunvalando un eje, describiendo una derrota individual alrededor del mismo y mueren en occidente. ¿Son felices las estrellas? Todas las noches de todos los días ejecutan el mismo baile. ¿Serán felices?

Vida solo hay una, caminamos por ella estableciendo el eje que nos sirve de referencia: para unos el dinero, para otros la familia o el trabajo, o la diversión y la fiesta, el conocimiento, la fe, el amor. Cada cual gira en torno a su propio eje. ¿Somos felices? Y, al final… la eternidad.

Ayer naciste, y morirás mañana.

Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?

¿Para vivir tan poco estás lucida,

y para no ser nada estás lozana?

 

Si te engañó su hermosura vana,

bien presto la verás desvanecida,

porque en tu hermosura está escondida

la ocasión de morir muerte temprana.

 

Cuando te corte la robusta mano,

ley de la agricultura permitida,

grosero aliento acabará tu suerte.

 

No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,

que anticipas tu ser para una muerte.

Soneto. A una rosa, de Luis de Góngora.

 

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5.
Las palabras que no se dicen se endurecen con el tiempo

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El texto perdura y a las palabras se la lleva el viento. Aquel es duradero y estas son efímeras. Son las palabras endurecidas por el tiempo, aquellas de los que hace tiempo que no están, en cuerpo pero sí en alma, las que leemos. Son palabras petrificadas las del conocimiento, la historia, y los sentimientos. Son los libros el recuerdo y el presente. A través de ellos hoy sabemos, nos trajeron las ideas y las conservan para que no olvidemos.

En el espíritu nacen palabras para que el amor no se vuelva hielo, liberarlas en expresión de sentimientos a oídos llegan, que las endurecen con el tiempo, guardadas quedan en el espíritu gemelo, que no las olvida ni aun muerto.

Digan las palabras, escriban los textos, para que no se las lleve el viento, duras no sean, olvidadas no queden, ni cerradas en cárcel del pecho. Vale.

Quien quisiere ser culto en solo un día,

la jeri (aprenderá) gonza siguiente:

fulgores, arrojar, joven, presiente,

candor, construye, métrica armonía:

poco, mucho, si no, purpuracía,

neutralidad, conculca, erige, mente,

pulsa, ostenta, librar, adolescente,

señas, traslada, pira, frustra, arpía,

cede, impide, cisuras, petulante,

palestra, liba, meta, argento, alterna,

si bien disuelve émulo canoro.

Use mucho de líquido y de errante,

su poco de nocturno y de caverna,

anden listos, livor, adunco y poro,

que ya toda Castilla

con sola esa cartilla,

se abraza de poetas babilones,

escribiendo sonetos, confusiones;

y, en la Mancha, pastores y gañanes,

atestadas de ajos las barrigas,

hacen ya cultedades como migas.

Receta para hacer Soledades en un día,
de Francisco de Quevedo.

 

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6.
Nos queda la mirada

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Alcanzada la edad madura, cuando los huesos no sujetan las carnes, los ojos no alcanzan largo ni corto, el calor de la lumbre no templa cuerpo ni el vino el alma; mirar atrás no sirve, no hay arrepentimiento posible de las decisiones tomadas. Queda solicitar el perdón a aquellos a quienes amamos, ofendimos, nos fueron indiferentes…

Mirar el presente, única mirada que poseemos, con templanza, moderación y raciocinio, genera cordura, equilibrio y felicidad. Seamos como el hierro, que aún viejo, oxidado y deformado, sirve.

…dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene…..

—Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo,….

— ¡Ay!—respondió Sancho llorando—. No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años,…

El Quijote-II, de Miguel de Cervantes.

 

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7
God

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Si Dios existe tendrá que tener muchos ojos para verlo todo.

 

Por más vueltas que le demos, esta palabra en todas las culturas significa eternidad. ¿No es, acaso, el mayor deseo del hombre vivir eternamente?

Miran a la eternidad y se extienden ilimitadamente, infinitamente, a su alrededor porque todos, todos, teocentristas todos, quieren gozar de ella. Gozarla sería alcanzar la condición divina, ¡ser dios!, no como dios, no un dios, sino Dios mismo. Todos están ordenados en torno al «Verbo», a la «Palabra»; god, esperando la esencia divina.

Hay quien piensa, antropocentrista de pensamiento, que ya somos divinos; Yahvé nos creó a su imagen y semejanza insuflándonos su hálito divino.

Otros, antropocentristas también, pensaron que los dioses envidiaban a los hombres porque disponían de una vida finita para disfrutar. Vivir eternamente necesitaría disfrutar infinitamente. En caso contrario, ¿se estaría muerto en vida?; si es así, los dioses, eternamente jóvenes, estarían muertos.

Hubo y hay quien espera morir para alcanzar la vida,

Vivo sin vivir en mí

y tan alta vida espero,

que muero porque no muero.

Santa Teresa de Jesús.

Existen personajes, en la historia y en el mito, que han alcanzado la inmortalidad tras la muerte, y con ello la eternidad. Aquiles y Julio César a través de la fama, de la gloria; Romeo y Julieta a través del amor. Otros muchos miles se pueden nombrar, históricos, míticos o enamorados. Si Gloria y Amor otorgan la eternidad, o eso se cree, entonces ambos son gods; Nike y Eros, por ejemplo.

Y gimiendo, le contestó Aquiles el de los pies veloces: Pues moriré ya que... Si me espera otra Moira semejante, sobre la pira me tenderán muerto; pero alcanzaré antes una gloria inmensa. Y alguna troyana…

Ilíada. Rapsodia XVIII, atribuida a Homero.

 

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8.
Plomada

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El hombre, que desde el Renacimiento se ha considerado un ser divino, consecuencia de haber sido creado por la divinidad, como dice el Génesis, a imagen y semejanza suya, ha empezado a considerar que no hay nada que le ate al planeta que le vio nacer, a esta Tierra en la que fue ubicado por sus dioses o, según otras opiniones, simplemente evolucionó.

No hay fuerza, ni tan siquiera la gravitatoria, que le impida lanzarse a la conquista del azulado cielo, residencia de los dioses. Se ha propuesto crear naves capaces de cortar las ataduras, los cables, con la Tierra, dividiendo el universo por la mitad, en dos partes, la zona habitable y la inhóspita. Pero, el hombre, que no es divino, que no es más que un animal más que ha evolucionado en nuestra depauperada Tierra, no es capaz de comprender que él y toda la Naturaleza en la que habita, se mueve, nace y muere, ha evolucionado con él y él con ella, de manera que son un único ser vivo.

La plomada indica la dirección, como una aguja magnética, hacia el lugar que exclusivamente pueden hollar los pies humanos, la litosfera.

Aunque él sea capaz de surcar el oscuro universo, jamás podrá llevarse consigo su planeta, ligado a su astro rey por invisibles líneas. Tampoco podrá sembrar su semilla como lo hace aquí. Serán necesarias miles de generaciones, sementeras y errantes, de seres humanos, para encontrar otra Tierra en el vasto Universo de masa en movimiento, de energía: E=mc2.

…/…

Entonces veré cómo

la soberana mano echó el cimiento

tan a nivel y plomo,

do estable y firme asiento

posee el pesadísimo elemento.

…/…

Lira de la Oda X «A Felipe Ruiz», de Fray Luis de León.

 

 

Mosaico

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