Sección VASOS COMUNICANTES
Eva María Llaneza Pérez
Estudió Filología Hispánica en la Facultad de Oviedo. Posteriormente, comenzó sus estudios de doctorado, finalizándolos con una tesis doctoral sobre el director de cine Ingmar Bergman. Durante estos años, también, realizó un máster en Dirección de comunicación y nuevas tecnologías. Hoy en día, sus líneas de investigación se relacionan con el cine, el teatro y, recientemente, con el álbum ilustrado.
Antes de comenzar a desgranar el principal hilo conductor de esta historia, dos historias de amor que se entrelazan, se tiene que mencionar que el principal motivo para hacerlo es mostrar cómo distintos géneros (literario y dramático) pueden reflejar el mismo sentimiento, aunque con diferentes matices. Estos dos géneros han convivido durante varios siglos y se han retroalimentado; no obstante, la manera más habitual en la que se encuentra una obra teatral en género narrativo es cuando esta es llevada al cine, dotándola así de un plus, pues no solo se debe tener en cuenta el ámbito narrativo, sino toda la iconografía, la música…; es decir, se debe hablar de lenguaje cinematográfico.
En la era contemporánea ha surgido otra forma que parece complementar estos dos modos narrativos y que, además, puede hacer versiones de una obra teatral sin traicionar el espíritu de la misma: el álbum ilustrado. Este tiene la parte iconográfica, las ilustraciones, que muchas veces se pueden relacionar directamente con el arte pictórico y la parte narrativa que tiene cualquier obra que pertenezca a este género.
Sin embargo, existen ciertos prejuicios sobre este formato, debido, principalmente, a dos factores: el primero, a que el álbum ilustrado no goza todavía de una gran trayectoria literaria; el segundo, que la mayoría de los álbumes ilustrados están dirigidos a un público infantil y las historias que se cuentan tienen unas enseñanzas típicas de esta edad, es decir, desde enseñarles el sentido de la amistad hasta que puedan aceptar algo tan duro como es la muerte. Gran parte de estos álbumes ilustrados muestran los cuentos tradicionales con la misma visión que se tiene de ellos, pero otros van más allá e inventan alternativas. Así, dentro de los tradicionales, se podría destacar Blancanieves, de Benjamín Lacombe; y en los que añaden algo nuevo a la narración estaría La Cenicienta, de Roberto Innocenti.
Estos álbumes ilustrados van desde imágenes muy simples hasta algunas de gran complejidad. Se puede así ir avanzando en el gusto estético que se debería inculcar a los niños y, posteriormente, seguir reforzando ese valor en los jóvenes. A través de los álbumes se pueden conocer distintas técnicas o vanguardias pictóricas, que les pueden llevar a conocer más profundamente las características de alguna de ellas y que seguro les hará ser más críticos con lo que están viendo. Habitualmente, las ilustraciones para la etapa infantil son menos elaboradas, suelen estar más enmarcadas y tener colores vivos que les llamen la atención; por otro lado, también existen aquellos álbumes en los cuales la simplificación de sus imágenes conlleva todo un ejercicio de expresión, que requiere de un mayor conocimiento; esto no implica que los niños o jóvenes no disfruten del mismo, sino que la comprensión lectora se situará a un nivel diferente. Por lo tanto, es importante enseñar a leer adecuadamente las imágenes, puesto que cuentan una historia tan significativa como lo que se está narrando.
Hoy en día, el mundo del álbum ilustrado está avanzando hacia una forma narrativa que presenta una mayor complejidad; así, por ejemplo, El árbol rojo, de Shaun Tan, tiene mayor dificultad en sus ilustraciones y también en su forma narrativa. Por lo tanto, se podría decir que sería mejor utilizarlo en Secundaria antes que en Primaria. La narración, en los álbumes de Infantil y Primaria, tiende a ser simple en cuanto a léxico y sintaxis, lo que no quiere decir que eso sea fácil de escribir, puesto que ser conciso es un proceso que lleva un gran conocimiento del lenguaje. Sin embargo, sí son bastante sencillos en cuanto al narrador que suelen utilizar; pero todo cambia con álbumes más dirigidos a jóvenes; en ellos la narración se vuelve algo más compleja. Entraría dentro de esta categoría María Antonieta, diario secreto de una reina o Madame Butterfly, de Benjamín Lacombe. Como se puede observar, hay álbumes ilustrados dirigidos a todos los públicos.
La mayoría de las personas piensa que solo es posible utilizar el álbum ilustrado en Infantil o Primaria. Es cierto que en un principio, quizás, este material de lectura estaba destinado a los pre-lectores o a aquellos que empiezan a iniciarse en el mundo de la lectura. Sin embargo, como todo, el álbum ilustrado evoluciona y, por tanto, sus temas e imágenes pueden ser igual de útiles en Secundaria puesto que los alumnos podrán apreciar y entender mejor todo lo que en ellos se cuenta. Este sería el caso de algunos álbumes como El árbol rojo, Cyrano, La isla, La ciudad... Todos ellos tienen un planteamiento más complejo, que requiere por parte de los alumnos mayores conocimientos; esto no quiere decir que utilizarlos en Primaria sea algo imposible, sino que su lectura será más superficial.
Quizás lo menos llamativo de ellos sea el léxico o sintaxis que se utiliza para contar la historia, que nunca es complicado, pero esto unido a las ilustraciones hace de la lectura de estos libros una experiencia maravillosa. La narrativa toma otra significación gracias a la imagen que la acompaña, puesto que no es solo «acompañamiento«, sino que es otra forma de contar.
Para empezar, es importante encontrar una definición de álbum ilustrado. Quizás, la más acertada sea la que se da en Manual de Literatura infantil y Educación literaria (2016:259):
Libro de gran formato integrado por una parte gráfica pensada para acompañar a un discurso textual y un texto que va a acompañarse de imágenes.
Entre las formas didácticas que se pueden utilizar existen varias muy interesantes; aquí solo se mencionan tres que pueden resultar muy útiles sobre todo en Secundaria, tal y como se expone en el libro citado (2016:281):
Preguntas posibles: ¿la lectura de imágenes tiene que estar dirigida o debe tener una mirada «limpia»? ¿Son los alumnos capaces de entender la intertextualidad (en su totalidad) y qué relación tiene con la obra que se analiza? Algunos autores como Evelyn Arizpe y Morag Styles mencionan que los infantes son capaces de leer y percibir más de lo que los adultos creen; su agudeza visual les lleva a comprender ilustraciones difíciles, incluso son capaces de ver elementos de intertextualidad en ellos, advertir y leer los distintos estilos de las ilustraciones. Pero tras este razonamiento, cabe hacerse otra pregunta más: si los niños pueden leer y comprender los álbumes sin grandes explicaciones, ¿no sería una buena manera de que los alumnos de Secundaria llegaran a otras lecturas a través de estos?
Si se toma como ejemplo el álbum ilustrado de Cyrano se puede comprobar que desde el mismo se pueden acercar a los estudiantes a las películas que se han realizado sobre esta obra y de ahí, finalmente, al texto teatral que representa una mayor complejidad. De una obra que cuenta con aproximadamente unas 32 páginas se puede extraer lo más esencial de la obra original. Será necesario comentarles o enseñarles a leer las imágenes, aunque nunca se debe coartar la libertad de interpretación de las mismas, para, finalmente, llegar a ver las diferencias entre el álbum y la obra dramática. Para poder entender las ilustraciones no solo es necesario fijarse en el color de estas, sino que también es importante saber cómo están encuadradas, conocer los distintos tipos de planos y qué significación pueden tener dentro de la historia que se está contando. Por ese motivo es necesario dedicar un pequeño apartado al color.
Los ilustradores conocen en profundidad todo lo que se refiere al espectro del color y de cómo utilizarlo para aportar más relevancia a aquello que quieren contar. Cuando se estudia todo lo referente al color se comentan los aspectos de tonalidad, saturación y luminosidad. Según el libro La imagen (2009:84):
Cuando se habla de colores siempre se mencionan los primarios: rojo, verde y azul, a partir de los cuales se realizan los demás. Los colores se relacionan entre sí dando lugar a dos formas elementales: la armonía y el contraste. Cuando los colores se encuentran dentro de la misma gama se trata de dar armonía a la imagen; mientras que cuando se encuentran alejados unos de otros se da lugar al contraste, con lo cual la imagen adquiere otros matices. Es importante señalar que los colores que se encuentran muy lejos unos de otros en el círculo cromático tienden a ser armónicos.
A la hora de hablar del color siempre se hace referencia a lo que se denomina colores fríos y cálidos. En el mundo occidental los colores tienen significados distintos a los del oriental, por eso es necesario, en el caso del álbum Cyrano, mencionar algunos aspectos diferentes. En la cultura occidental el negro conlleva unas connotaciones negativas, representando lo siniestro, lo desconocido; el gris, inteligencia, aburrimiento; el blanco, la pureza; el rojo, agresividad, sangre, vida, amor; el naranja depende de su tonalidad: calidez, también representa que alguien es extrovertido; el amarillo da la sensación de movimiento y tiene una significación de jovialidad, de felicidad, aunque también tiene una connotación negativa de mala suerte; el verde se relaciona directamente con la naturaleza, pero también posee un lado negativo, los celos; el azul, los espacios abiertos: el mar, el cielo; aunque también tiene un aire de tristeza que es muy usado; el violeta se asocia al lujo, al misterio, al engaño.
La elección de colores en cualquier obra no se hace al azar, sino que es un trabajo que entraña un proceso complejo; eso mismo ocurre en el álbum ilustrado. No solo por la importancia de la imagen, sino porque va acompañada de un texto que no debe resultar redundante con la misma.
Las ilustraciones son imágenes que relatan una historia que es igual de importante que lo que el narrador cuenta. Para analizar las ilustraciones no solo es necesario tener en cuenta el color; también el encuadre y los planos que se utilizan para poder comprender mejor el significado de las mismas. Eso no impide que se apliquen algunas técnicas pictóricas como pueden ser el expresionismo, por ejemplo, en La isla.
Las líneas utilizadas para realizar las ilustraciones sirven para dar profundidad, relieve; se asocia la verticalidad de las líneas con el estatismo; las curvas, con el movimiento. Si se toma como ejemplo, El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza, de Werner Holzwarth/Wolf Erlbruch, el protagonista, un topo, parece estar corriendo en una ilustración a doble página. Esto se consigue por la utilización de las líneas rectas que simulan el camino, mientras que su cuerpo y sus extremidades se dibujan con curvas y formas que reflejan la actitud de cualquier persona al caminar, dando así la sensación de movimiento.
Otro elemento icónico al que hay que prestar atención es la situación de los personajes en la imagen: si se miran entre ellos o, por el contrario, o si no muestran ninguna interacción. Un ejemplo: en Voces en el parque la madre nunca mira a su hijo y el padre siempre mira a su hija. Hay ilustraciones que interactúan con los lectores, por ejemplo en La mosca, donde el personaje principal, una mosca, mira en algunas ilustraciones directamente al lector.
Como se puede observar, las líneas van unidas a la forma, a la sensación de movimiento… Otras formas circulares, triangulares, octogonales… muestran movimientos o sirven para encuadrar una imagen dentro de otra.
Líneas rectas, ovaladas y circulares para crear contrastes. Curso de dibujo artístico en el blog de Didier Franco
Todos estos recursos y muchos más son usados por los ilustradores para dar forma a su historia y sirven como hilo conductor entre dos formas narrativas distintas en las que el color y la imagen juegan un papel destacado. Como se puede observar la parte iconográfica es muy importante a la hora de poder realizar un análisis del álbum ilustrado, aunque no se puede olvidar en ningún momento todos los elementos que son necesarios para realizar el análisis narrativo, ya que estos libros tienen una parte narrativa, aunque no sea muy amplia.
Todo el mundo conoce la historia de Cyrano bien porque haya leído la obra dramática bien porque ha visto alguna de las versiones que se han llevado al cine. Sin embargo, si hoy en día se les indica a los alumnos que deben leer la obra teatral, lo más seguro es que no lo hagan o lo hagan con desgana, sin prestar atención al contenido. Si antes de empezar a explicar la obra se les pregunta por distintas versiones, es poco probable que mencionen el álbum ilustrado Cyrano. Es un procedimiento muy novedoso de acercar a los estudiantes a las obras universales. Es cierto que en el álbum no se puede tratar todos los temas que se ponen de relieve en la obra teatral o en las películas, pero es un primer contacto con una obra llena de matices.
El tema principal de la obra es el amor, dejando en un plano secundario algunos temas como la guerra, el valor, la amistad… Sin embargo, todos ellos están presentes en el álbum a través de las ilustraciones, lo único que se debe hacer es leer con atención las imágenes y, por supuesto, saber interpretarlas. La aproximación desde el álbum ilustrado a otras formas literarias o cinematográficas puede ser un buen método para explicar a los alumnos qué son las versiones y cómo en ellas se pueden adoptar distintos puntos de vista que, evidentemente, tienen que ver con la actitud que adopta el narrador.
En el álbum ilustrado de Cyrano, igual que en las películas y la obra teatral, el narrador es omnisciente, pues en todo momento se sabe lo que sienten los personajes. En el caso del álbum ilustrado, las imágenes muestran muchas veces ese sentimiento que el narrador no quiere expresar de manera verbal para evitar la redundancia.
Un ejemplo de esto se ve en la siguiente ilustración.
El texto dice:
Christian era muy tonto. Era como un adoquín.
Por tanto, solo podía hablar con adoquines.
Sin embargo, como era muy guapo, hablaba con hermosos cantos rodados, pulidos por el mar y dorados por el sol.
Christian también amaba a Roxana.
Pero tampoco se atrevía a decírselo (debido a su enorme tontera).
Por otro lado, Roxana solo amaba la poesía.
En la ilustración se puede ver que Christian está triste; es cierto que no se ve la cara, pero todo en la imagen lleva a pensar que está decaído, porque piensa que no es digno del amor de Roxana. Sin embargo, el narrador lo que hace es contar cómo es Christian, dándole una serie de calificativos, tanto positivos como negativos; lo que sí es necesario que se explique es que Christian está enamorado de Roxana. Se ve la importancia de leer las imágenes y el texto, ya que ambas se complementan.
Queda por saber las coincidencias de la narración del álbum con la obra teatral y las películas. Evidentemente, hay elementos que cambian considerablemente entre la obra original, las películas y esta versión de álbum ilustrado. Los filmes y la obra teatral comienzan en un teatro donde va a tener lugar una representación. Sin embargo, el narrador del álbum ilustrado lleva al lector a Japón, uno de los puntos más orientales en relación con la zona europea, en este caso, Francia; tampoco sitúa el inicio en un teatro, prefiere hacerlo en un lugar abierto, en una calle. Esto sirve para señalar la universalidad del tema que trata ya que el amor se puede vivir de la misma manera en cualquier parte del mundo. Sin embargo, el narrador no olvida que se basa en una obra teatral y hace un guiño al mundo del teatro con un pequeño cartel del teatro Nō, propio de este país.
El texto del álbum dice:
Cyrano tenía una nariz enorme.
Cuando fumaba, los pelos de la nariz se le chamuscaban siempre, y cuando llovía, su bigote no se mojaba nunca.
Cyrano vivía en una época en que las personas viajaban a caballo y se batían con espadas.
Las muchachas eran bonitas, pero no se lavaban casi nunca. Los muchachos no sonreían porque a los veinte años ya no les quedaba casi ningún diente.
Era una época terrible, sobre todo para alguien con una nariz enorme.
Y Cyrano tenía una nariz enorme.
Cyrano tenía también unos espléndidos ojos verdes, (pero no era fácil descubrirlos detrás de su enorme nariz).
El aspecto teatral de la obra se intenta mantener en las películas, sobre todo en la de 1950, puesto que el inicio del filme se hace con la apertura del telón igual que sucedería en un teatro. La obra de 1990 tiene unas diferencias notables, puesto que este rasgo, ya no es tan evidente, debido a que se juega con todo el aspecto fílmico, realizando varios planos generales del lugar, primeros planos de algunos de los personajes secundarios e, incluso, fugaces que van a formar parte de la historia. En la obra teatral la acotación explica cómo es el lugar donde va a tener lugar la acción (Cyrano de Bergerac, 1952:17):
Sala del teatro de Borgoña, en 1640. Especie de cobertizo del juego de pelota, dispuesto y adornado para dar representaciones teatrales. La sala es rectangular; la vemos oblicuamente, de forma que uno de sus lados es el fondo que, partiendo del primer término de la izquierda, llega hasta el último de la derecha para formar ángulo con el escenario que aparece cortado. A cada uno de los lados de este escenario y a lo largo de los bastidores hay bancos. Forman el telón dos tapices corredizos. Encima de las bambalinas, las armas reales. Del estrado al patio se desciende por una ancha gradería; a ambos lados de esta, el lugar destinado a los músicos. Batería de candilejas. Dos pisos superpuestos de galerías laterales: el superior dividido en palcos. El patio, que en realidad no es más que la escena del teatro, está vacío: sin embargo, al fondo del mismo, o sea, a derecha y en primer término, hay algunos bancos formando graderíos: debajo de una escalera de la que solo vemos el principio y que sube hacia las localidades superiores, se halla un pequeño mostrador, adornado con candelabros, vasos de cristal, platos con pasteles, jarrones de flores, etcétera. En el fondo, al centro y bajo la galería de palcos, la entrada del teatro. Amplia puerta que se entreabre para dar paso a los espectadores. Sobre los batientes de esta puerta, encima del mostrador y en diversos rincones de la sala, se ven carteles con letras rojas que dicen: LA CLORIS. Al levantarse el telón, la sala está en penumbra y vacía. Las arañas se encuentran en el centro del patio, muy bajas, esperando que las enciendan.
La película de 1950 es bastante fiel a lo que se describe en la acotación.
Escenas de la versión fílmica de 1950. Fuente: YouTube.
En la versión de 1990, el simple hecho de encontrarse los amantes sirve para que el narrador haga que el espectador condicione su punto de vista y se fije en estos personajes sobre los cuales tendrá lugar una de las historias de amor de la obra. En la obra teatral ambos amantes se encuentran en el teatro y queda patente que ya se habían visto alguna vez en el mismo sitio, pues Christian reconoce el lugar en el cual se sienta Roxana (Cyrano de Bergerac, 1952:18)
Christian.- (Suplicante)
¡No! Por vos anda metida
la corte en coplas y versos;
quedaos: diréisme el nombre
de aquella por quien muriendo
de amor estoy.
Primer violín.- (Golpe en el atril con su arco).
¡Prevenidos! (Levanta el arco).
Alojera.
¡Aloja!... ¡Pasteles! (Empiezan a tocar).
Christian.-
Temo
que sea coqueta y frívola…
y…, vamos…, ¡que no me atrevo
a hablarle!... El lenguaje en uso
me turba…, fáltame ingenio…
Soy solo un soldado tímido…
Allí, en aquel aposento,
se la ve siempre… Hacia el fondo.
No es una cosa banal explicar dónde se conocen Roxana y Christian. En el filme de 1950 este hecho aparece cuando Roxana le cuenta a Cyrano que está enamorada, dando así la sensación de ser un amor un tanto idílico y platónico, puesto que ella misma confiesa que nunca han hablado y el propio Cyrano le comenta cómo puede suceder ese estado si no han cruzado jamás una palabra. En la obra original se menciona que ambos se han visto más de una vez. Sin embargo, cuando el espectador ve, en el filme de 1990, la imagen de Roxana y Christian, con el primer plano del rostro de ella y el contraplano de él, que ese amor surja con fuerza no le parece extraño.
Escena de la versión fílmica de 1990. Fuente: YouTube.
Si se atiende a cómo se presenta Cyrano, se observa que tanto en el álbum ilustrado como en la versión de 1950 se describe a Cyrano como una persona a la que le gustaban las palabras para defenderse; mientras que en la versión de 1990 el narrador muestra a un Cyrano versado tanto en la palabra como en la lucha, siendo esta parte bastante más fiel al texto teatral que las dos versiones anteriores.
El primer encuentro o cómo se conocieron Roxana y Christian no es mencionado en la álbum ilustrado, pero, quizás, aquí la importancia de este dato sea menor, puesto que en lo que el narrador quiere que se fije el lector es en el acto de sacrificio que hace Cyrano. El narrador fija su atención en este personaje, presentándolo como un héroe, que consagrará toda su vida a un amor idealizado, puro, y sin esperanza de ser correspondido.
¿Cómo ve el narrador a Roxana en las películas y el álbum ilustrado y cómo es presentada en la obra teatral? En cualquiera de las obras la mujer es vista como una belleza inigualable, que tiene a varios hombres rendidos a sus pies; no obstante, ella es fiel a Christian y su amor por él es incondicional.
En el filme de 1990, su coquetería y altanería quedan demostradas así como su atracción femenina: un gran grupo de hombres quedan prendados de su belleza cuando ella entra en el teatro. En la obra teatral, tanto Christian, como Guiche, como Cyrano y alguno más pretenden el amor de esta mujer. En la película de 1950, la actitud de Roxana no es igual que en la obra teatral. Al inicio de la obra, se revela cierta preocupación, incluso se podría decir que algo de amor, cuando Cyrano se está batiendo en duelo en el teatro. En cuanto a la película de 1990, esta escena es totalmente distinta: entre ellos hay una continua comunicación, ella le habla de frente sobre sus sentimientos y sobre lo que desea que él haga. Se muestra a una Roxana decidida a conseguir lo que quiere, pero desconociendo que él está enamorado de ella. El comportamiento de Roxana es más infantil, parece una niña caprichosa que sabe cómo convencer a un hermano o un padre para que haga lo que ella quiere.
La forma de actuar de Roxana la marca el narrador, puesto que en la obra de teatro no aparece descrita de ninguna manera; no se explica cómo le dice ella a Cyrano que está enamorada de Christian (las acotaciones son casi inexistentes): se deduce a través de los diálogos (Cyrano de Bergerac, 1952:76)
Cyrano.- (Levantándose, lívido)
¡Hermoso!
Roxana.
¡Cómo! ¿Qué tenéis?
Cyrano.
¡Yo!... ¿Qué?...
Nada…, esta pequeña herida.
(Muestra la mano sonriendo)
Roxana.
En fin, le amo: decidida
a contároslo llegué.
Solo nos hemos mirado
en la Comedia, hasta ahora.
Cyrano.
¿Y no os hablasteis, señora?
Roxana.
Los ojos sí se han hablado.
En el álbum ilustrado, esta escena es eliminada, puesto que lo que le interesa al narrador es mostrar la historia de amor entre los dos, cómo se llegan a enamorar, pero no qué ha sucedido antes de esto. En esta obra se menciona la belleza de Roxana y que es muy inteligente, quizás, por estos datos, el narrador quiere dar a entender al lector que ella es capaz de buscar la manera de que Cyrano la ayude a mantener a salvo a Christian.
En el álbum ilustrado, se muestra a un Christian triste y desolado, incluso en los momentos de mayor felicidad. Lo muestra como un ser cobarde en todos los aspectos, lo único positivo, hasta cierto punto, es su lucha por el amor de Roxana. Esta cobardía, aunque quizás más matizada, se refleja también en la obra teatral, por medio de los diálogos, y en las películas. Christian es incapaz de confesar a Roxana su incapacidad para poder expresarse con palabras bonitas; prefiere dejarse matar antes que revelar su engaño.
En el álbum ilustrado no aparece ni la escena donde Roxana le pide el favor a Cyrano ni cuando ambos hombres se hacen amigos. Sin embargo, sí se representa ambas escenas de manera muy similar a la obra teatral. En el álbum ilustrado se juega con el lector, se presenta a los dos protagonistas ya como amigos; todo ello hace pensar al lector que su amistad viene de lejos y sería imposible llegar a pensar que esta ha sido forzada por Roxana. La ilustración en la cual hablan de cómo enamorar a Roxana se ofrece entre sombras para recalcar el engaño del que ambos van a ser partícipes.
En el texto del álbum puede leerse:
Cyrano era inteligente, muy fuerte (en las peleas)
y poeta, pero, sobre todo, era muy amable.
Decidió ayudar a Christian
para que confesara su amor a Roxana,
aunque aquello le hiciera
todavía más desgraciado.
Christian estaba aterrado con la idea.
¡Cómo iba a encontrarse con Roxana
él, alguien tan tonto que solo había hablado
con cantos rodados!
Cyrano le dijo que no se preocupase,
que él hablaría en su lugar.
En la obra teatral el inicio de esta amistad es representado de la siguiente manera (hay que tener en cuenta que, antes de esta escena, Christian ha insultado a Cyrano, para provocarlo y poder probar su valor). No obstante, cuando Cyrano averigua quién es esa persona sucede esto (Cyrano de Bergerac, 1952:96):
Cyrano.
¡Abrázame!
Christian.
Señor…
Cyrano.
¡Bravo!
Christian.
¿Qué dice?
Cyrano.
¡Así me gusta, así! ¡Ven a mis brazos!
¡Esto es ser un valiente!
Christian.
¡Caballero!
¿Me diréis…?
Cyrano.
Otro abrazo. Soy su hermano.
Christian.
Hermano vos… ¿de quién?
Cyrano.
¡De ella!
Christian.
¿Quién, ella?
Cyrano.
¡De Roxana! ¿Aún no entiendes?
En las películas, el narrador muestra la escena de manera casi idéntica; sin embargo, se matiza la actitud de Cyrano y de Christian que cambian según la versión que se vea. Así, en la película de 1950, se ve en un plano general a Cyrano con sus amigos y más cercano al espectador está el personaje que lo insulta, de espaldas; guiño que hace el narrador a los asistentes para que sepan, antes incluso que Cyrano, que se puede tratar de Christian. La actitud que toma Cyrano es la de un hombre que ha dado su palabra, así, el dolor reflejado en su rostro cambia rápidamente al recordar que ha prometido ser su amigo y de manera inmediata se convierte en su «Celestina». El plano frontal que se mantiene durante la última parte convierte esa conversación en una especie de monólogo sin fuerza. El narrador se centra en el rostro de Cyrano (como protagonista absoluto) dejando a Christian en el papel secundario que juega en esta historia de amor (ya que de quien está realmente enamorada Roxana es de Cyrano). El narrador conduce al público a sentir empatía con Cyrano y, en cierta manera, aborrecer a Christian, que es quien se supone que le está robando el amor de Roxana.
Sin embargo, en la versión de 1990, el uso de la cámara hace que la escena cobre una viveza de la que carece la versión anterior. Aquí se pasa de un plano general a una serie de planos y contraplanos que dan mayor credibilidad a la conversación que mantienen los protagonistas. El narrador no se posiciona a favor o en contra de ninguno de los dos personajes, sino que muestra sus actitudes a través de una focalización cero, propia del narrador omnisciente.
Todo esto es un acto introductorio de lo que es la parte culminante tanto de la obra teatral, como de las películas y del álbum ilustrado. El momento en el cual Cyrano recita las palabras de amor que tanto quiere escuchar Roxana. En el álbum ilustrado para señalar la importancia de la misma, se hace a doble página, con la penumbra como testigo de la declaración de amor. La estética se parece más a la de la película de 1990, con un Cyrano declarando el amor escondido entre los árboles, no dejándose nunca ver. Cyrano ayuda a Christian a que Roxana le perdone por no haberle dicho anteriormente las palabras de amor que ella quería escuchar. Es evidente que en el álbum ilustrado esto no se cuenta, lo importante es la declaración, lo demás es anecdótico y se puede elidir sin que la historia pierda su esencia.
Texto del álbum:
Llegó la noche y Roxana se asomó al balcón.
Christian estaba debajo, en el jardín;
y Cyrano, escondido entre la lavanda.
Cyrano le soplaba sus poemas a Christian, y este los soltaba con su aire más inspirado*.
A Roxana, Christian le pareció maravilloso.
A Christian, Roxana le pareció deliciosa.
Y, de repente, ¡el amor se adueñó de los dos!
Escondido entre la lavanda, Cyrano sintió
que algo le corroía por dentro.
En las películas este hecho se recoge de manera muy similar a la obra teatral; sin embargo, hay una gran diferencia entre una y otra escena: en la versión de 1950, Cyrano aparece a plena luz, sin esconderse, anhelando ser él quien reciba ese amor. En la película de 1990, Cyrano está todo el tiempo oculto, incluso utiliza el sombrero de Christian cuando puede ser más visible para que su prima no le descubra. De igual modo, justo cuando los amantes se quedan juntos, la climatología acompaña a Cyrano, puesto que se desata una tormenta y comienza a llover, simbolizando así la lucha que está teniendo lugar en su interior y el dolor que siente por ver a su amor con otro hombre. Cyrano da la espalda a la escena, solo se vuelve para comprobar que el beso ya se ha producido. La fuerza visual que tiene esta escena hace que sean innecesarias las palabras que Cyrano pronuncia en la obra teatral y en la versión anterior. En este caso la imagen narra, cuenta cómo se siente este personaje, no solo lo muestra.
Escena de la versión fílmica de 1990 (versión original en francés con subtítulos en inglés). Fuente: YouTube.
En el álbum ilustrado, al contrario que en la obra dramática y las películas, no se le da mucha importancia a la guerra que tiene lugar entre los franceses y los españoles. Esto se debe a que es imposible relatar en un formato tan breve algo que en las películas y en la obra teatral ocupa una parte importante del relato. También sucede un hecho relevante que en el álbum se pierde totalmente: Christian quiere que Cyrano le confiese a Roxana que ha sido él quien le ha estado escribiendo. Lo que Christian desea saber es a quién ama Roxana. El narrador del álbum ilustrado muestra ahora a un Christian cobarde (lo dice explícitamente en la narración): no deseaba combatir y este dato es revelador, puesto que ni en la obra teatral ni en las películas se ve a Christian luchando salvo al final cuando parece ir en busca de la muerte. Lo que sí se afirma en el álbum es que este personaje no duda de que Roxana esté enamorada de Cyrano y, por ese motivo, se dirige por primera vez a la batalla. Se observa así que el narrador quiere que interprete la personalidad de Christian de manera distinta; mientras que en la película de 1950 y el álbum ilustrado se muestra a un Christian que prefiere morir antes que enfrentarse de verdad a lo que pueda suceder, en la obra de 1990, aunque el resultado sea el mismo, Christian desafía con valor, con rabia, a Cyrano para que le confiese la verdad a Roxana y se va al fragor de la batalla.
Lo importante de esa guerra no es tanto el conflicto en sí, como el hecho de que sea el momento donde se revela la verdad para Cyrano, Roxana no es una mujer frívola y está enamorada del alma de Cyrano (aunque no lo sepa). En el álbum ilustrado, el narrador muestra esta ambientación en la Edad Media, con multitud de lanzas, recordando esa estética a la que se utiliza en la película de 1990, aunque las imágenes muestren a unos soldados más propios del Renacimiento. Sin embargo, en la película de 1950, la guerra no parece nada más que un pequeño grupo de personas que parecen estar esperando a que los españoles lleguen hasta allí.
En el texto dramático se puede leer (Cyrano de Bergerac, 1952: 186):
Christian.
¡Ansío
que me ame tal cual soy o me aborrezca!
De vosotros me alejo: vuelvo pronto.
En tanto tú su corazón sondeas…
¡Que elija entre los dos!
Cyrano.
El elegido
tú serás, no lo dudes.
Christian.
Eso espera mi corazón… (Llamando)
¡Roxana! (Acude ésta)
Cyrano.
¡No!
Christian.
Cyrano
algo os quiere decir que os interesa.
(Roxana se dirige rápidamente hacia Cyrano. Váse Christian)
[…]
Roxana.
¡Christian!
Christian. (Con voz débil)
¡Roxana! (Ragueneau ha acudido poniendo agua en un casco)
Cyrano.- (Rápidamente y en voz baja al oído de Christian, mientras Roxana, atribulada, humedece en el agua un pedazo de lienzo arrancado de su pecho)
¡Todo
se lo dije! ¡A ti te ama!
Carbón.
¡Cortad mechas!
Christian.
¿Sí, mi amor? (Cierra los ojos).
El desenlace de cualquiera de estas obras es el mismo: Roxana se va a vivir a un convento y Cyrano la va a visitar frecuentemente. Se produce una elipsis temporal de 15 años. La condensación es algo que beneficia mucho al álbum ilustrado, ya que las ilustraciones cuentan más que la narración, esta solo señala algunos aspectos esenciales para poder tener un conocimiento mayor de la historia. En la obra teatral, uno de los personajes informa al duque que Cyrano ha sufrido un altercado y ha resultado herido, pero él mismo dice que no sabe si ha sido por accidente o por villanía. El narrador en cualquiera de las obras, a excepción de la teatral, conduce al lector a la idea de que el accidente que sufre no es fortuito, sino que es planeado por los enemigos de Cyrano. El álbum ilustrado va más allá y se muestra a un Cyrano solo (no hay lugar a ninguna suposición, esto queda patente), sin amigos, con el único consuelo de su amistad con su prima Roxana.
La parte final de cualquiera de las obras es el descubrimiento de Roxana de que ha sido Cyrano quien le escribía las cartas y, por tanto, el hombre al que amó durante toda su vida. En el álbum ilustrado toda esta escena se resuelve con las dos últimas ilustraciones, el narrador no cuenta cómo son los últimos momentos de vida de Cyrano, es algo que no aporta ningún valor y prefiere visualizar la imagen de Roxana rodeando amorosamente a Cyrano justo en el momento de su muerte. En la película de 1950 Cyrano muere solo: Roxana solo lo abraza cuando ya está tendido en el suelo, tras el delirio que ha sufrido. En la película de 1990, por el contrario, el narrador es más amable y muestra a una Roxana más cariñosa porque antes de que se muera lo abraza con amor, haciéndole sentir que realmente ha sido amado, aunque nunca se lo haya expresado con palabras.
En la obra teatral (Cyrano de Bergerac, 1952: 221):
Roxana.- (Inclinándose sobre él y besándole en la frente)
¡Di!
Cyrano.- (Abre los ojos, reconoce a Roxana y exclama sonriendo)
Mi… penacho.
Texto:
Y Cyrano murió.
Pero, justo antes de morir,
sonrió, porque estaba, por fin,
en los brazos de su amada.
Queda mostrado que el narrador es el que guía al lector/espectador hacia el lugar que él desea, señalando aquello a lo que le quiere dar más relevancia y dejando en un segundo plano lo que considera accesorio. Lo que lleva a una pregunta: ¿qué pasa con el texto dramático? Aquí no hay ningún narrador, pero los personajes y el montaje van haciendo que el espectador/lector vaya comprendiendo la historia y comprueben cómo es la personalidad de los mismos. Por ejemplo, en el la obra de Cyrano de Bergerac se deduce que el protagonista es un hombre fuerte, con gran facilidad de palabra, luchador y que siempre dice lo que quiere; al mismo tiempo es un personaje con una autoestima muy baja cuando se trata de conquistar a la mujer que ama. Él siente que su forma de ser no es suficiente para conquistar a una mujer, piensa que el físico es para ellas más importante que el carácter. Pero, al mismo tiempo, es capaz de sacrificarse por conseguir que Roxana sea una mujer feliz, haría cualquier cosa por ella, a excepción de decirle que la ama.
Lo que cambia en las obras es la manera de presentar al personaje. En la obra teatral, debido a su extensión se puede deducir que Cyrano es un personaje con gran complejidad, con la única misión en su vida de hacer que su prima sea feliz. En las películas y el álbum ilustrado este hecho se mantiene igual, pero con pequeñas diferencias. En la película de 1950, Cyrano es el centro de atención de la obra: en algunos momentos no parece sentir como una persona, se señala su amor por Roxana, pero no se menciona tanto su valor en la guerra. Es un personaje plano, no se ve en él una evolución. Por el contrario, en la película de 1990, Cyrano es mucho más humano, se rebela contra las circunstancias, aun cuando haga lo que quiere su prima; pero sus expresiones y su forma de actuar señalan una lucha interior de la que carece el Cyrano de 1950. En el álbum ilustrado, esa lucha interior que Cyrano vive en la obra dramática y en el filme de 1990 se queda diluida en un segundo plano, puesto que lo que el narrador quiere resaltar es la historia de amor no correspondido.
Del personaje de Roxana poco se dice en el álbum ilustrado: se presenta como una mujer bonita, pero también con personalidad. En la obra teatral, Roxana es una mujer enamorada. Su belleza hace que los hombres se enamoren de ella, pero ella solo juega con eso para conseguir lo que quiere, cuando hace creer a Guiche que puede recibir sus favores, aunque provoca este malentendido para salvar a Christian de ir a la guerra. En las películas se puede observar a una Roxana totalmente distinta. La protagonista femenina del filme de 1950 es presentada como coqueta, frívola y egoísta. El momento culminante de su coquetería y de mostrar que sabe cómo utilizar «sus armas de mujer» está presente cuando le confiesa a Cyrano que está enamorada de Christian. Sin embargo, en la película de 1990, Roxana es una mujer igualmente bella, con miles de admiradores, pero no es coqueta, ingenua sí. Esta Roxana se muestra con un gran coraje cuando va al campo de batalla, ataviada con ropa de hombre, y se encuentra en medio de una lucha (frente a la anterior que llegaba a la zona de guerra como si asistiera a un picnic), que quiere luchar por el amor de Christian. En ningún momento se deja entrever la posibilidad de que sepa que Cyrano está enamorado de ella.
Christian es el personaje retratado con mayor crueldad en el álbum ilustrado. El narrador lo presenta como un hombre cobarde y pobre de espíritu, parece que una vez conseguido casarse con Roxana ya nada le importa. Ni siquiera el amor que ella pueda sentir por él. En la obra teatral Christian es un hombre realmente enamorado que se da cuenta al final de que su mujer ama a otro, aun cuando ella no lo sepa. Ese descubrimiento le lleva a ir hacia la zona de guerra sin medir las consecuencias de sus actos. En la película de 1950 es un personaje sin casi peso, solo tiene la función de ser rival de Cyrano, pero sin oponerse nunca a él. En la versión de 1990, Christian es un hombre más complejo de lo que se deja ver en la obra teatral y en la versión fílmica anterior. Al igual que Cyrano se muestra como hombre que sufre, que anhela tener al ser amado pero, al mismo tiempo, es capaz de dejar libre a este si sabe que va a ser más feliz.
En la obra teatral existen multitud de personajes que no aparecen en el resto de las obras, aunque, evidentemente, en las películas aparecen muchos de ellos y se les presta mucha atención a algunos como a Guiche y al Duque. En el álbum ilustrado solo uno de ellos es mencionado y su función es la de resaltar la envidia. Los papeles de estos dos personajes no dejan de tener su importancia aunque el trabajo de concisión que se tiene que llevar a cabo en el álbum ilustrado no permite prestar atención a estos de la manera que se hace en el resto. De ahí, que su aparición parezca una mera anécdota, cuando realmente no ha sido así.
Portada del libro impreso. Editorial Edelvives.
Francia es el lugar elegido para ambientar la obra teatral y los filmes; por el contrario, el álbum ilustrado se ambienta en Japón y en una época distinta. La función más relevante de todo ello es que se presenta este sentimiento del amor como algo universal, que traspasa cualquier época y lugar.
El narrador marca mucho la interpretación que se puede dar a la obra, no solo por la manera de presentar a los personajes, sino por la manera de contar la historia. El dato más relevante de la narración fílmica, en la primera versión, son esos planos generales, la mayor parte del tiempo estáticos, que muestran más que cuentan. Esa sensación de que el narrador está presente en todo el relato queda patente en muchas de las escenas que se ven a lo largo de la proyección.
Todas estas consideraciones llevan a la idea de que desde una forma narrativa más moderna, como es el álbum ilustrado, se puede enseñar a los alumnos una historia universal, mostrándoles cómo leer una ilustración y una narración al mismo tiempo. De ahí, proyectar una de las películas les llevará a un mayor entendimiento de lo que es el lenguaje fílmico y cómo influyen las imágenes en la opinión de las personas. Y, por último, explicar las diferencias entre película y teatro, comenzar a exponer todo el mundo de las acotaciones, los apartes…, todo lo que rodea al universo teatral y que lo hace tan maravilloso. Resumiendo, se pasa de un texto muy básico a nivel narrativo, complicándolo un poco para, finalmente, acabar explicando un texto dramático.