Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid - ISSN 2341-1643

Collages con poemas breves

Alberto Muñoz García

Alberto Muñoz García

El autor nace en Torrelavega (Cantabria) en 1954. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco. Ha publicado Pastor a la intemperie en Colección Cantárida de Poesía (2013) y ha colaborado en otros libros colectivos editados en 2016 como De dos en dos. Genialogías editado por el Ayuntamiento de Astillero y El texto Otro, Playa de Ákaba, V Premio de poesía de la Diputación de Badajoz.

Participa regularmente tanto en ciclos de poesía como en exposiciones Balbucientes (Lavapiés, Madrid, 2016), Vasos comunicantes (Centro cultural Quijano de Renedo de Piélagos, Cantabria) y Retrato y etopeya (Biblioteca central de Santander), La palabra rota, ciclo de poesía en la librería La Vorágine (Santander) o Ex!poesía, Bienal de poesía experimental de Euskadi.

alberto.mnz@gmail.com

Página Web (contiene trabajos de pintura, poesía y fotografía): www.albertomunnoz.es

Facebook, con la publicación de un collage-poema diario desde principios de 2015: www.facebook.com/alberto.munoz.7399

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1. Prólogo fanzine

Palabras rotas en la balsa experimental

A principios de 2013, comienzo a construir una escritura experimental, nacen poemas que exploran posibilidades imprevistas de enlaces entre palabras, con una metodología, trasvasada de mi proceso creativo en artes plásticas, que se basa en la autoimposición de restricciones y el aprovechamiento del azar.

Así, tras recortar un cierto número de palabras de periódicos o revistas y ordenarlas en una mesa, me dispongo a propiciar encuentros, choques de palabras y voy seleccionando enlaces fonéticos, tejiendo significados y moldeando un hilo poético. Parece asombroso, pero dentro de estos límites, me pareció que estaba pudiendo aproximarme a plasmar un paisaje mental en el que me reflejaba.

Piensa en crear una sombra...

Pego las palabras y otros trozos de papel rasgado componiendo un collage-poema. Camino en un filo donde arriesgo continuamente el sentido y, a veces, lo pierdo pero creo que no hallaré el poema sin el auxilio de ese peligro.

 

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2. Pastor a la intemperie

Mi primera publicación, Pastor a la intemperie, es un experimento poético, compuesto de una introducción titulada Poética y 52 poemas, que muestra simultáneamente, en páginas contiguas, el proceso y el resultado. En las páginas impares se presentan los poemas en forma de collages construidos con palabras recortadas y, en las pares, la transcripción mecanografiada del mismo poema, con pequeñas variaciones que intentan perfeccionarlo. Es un método y es también una vivencia de recogimiento, de búsqueda interior donde cabe el desorden del pensamiento y la inestabilidad de la emoción cuando no están dirigidos intencionalmente. El personaje que se narra es un yo imaginario, a veces un yo fingido, que habita el paisaje que veo cuando cierro los ojos, donde inevitablemente, en algún lugar, también soy mi más verdadero ser.

Un hombre que se amputó...

En la Poética introductoria explico mi introducción en el mundo de la escritura poética como un alunizaje:

Alunizo en la poesía con maletín de artes abstractas improvisadas: brocha, alquitrán y un martillo para clavar las manos a la palabra. También llevo papel de lija para cuartear la piel del poema, para despellejarlo, para intentar exprimir, a las chispas que provocan los choques de palabras, sentidos imprevistos. Camino en un filo donde arriesgo continuamente el sentido y, a veces, lo pierdo pero creo que no hallaré el poema sin el auxilio de ese peligro. Prefiero por ello, no oponer resistencia a las asperezas, los borbotones de ritmo, el absurdo, la contradicción, la incongruencia, la violencia, la candidez…, sino intentar que dialoguen o que se maten entre sí.

Doy importancia a la búsqueda porque es el momento más creativo. De vez en cuando esa búsqueda proporciona encuentros y ellos generan una satisfacción, aunque el logro consista muchas veces en expresar una profunda desazón.

No quiero imponer nada a nadie, porque no estoy pensando en un lector. Sí, me impongo a mí mismo. Me interesa el arte cuando alcanza un grado de pureza, de desinterés. La poesía, entre los géneros literarios, me parece que es el que más se mueve en ese territorio. Las vanguardias en la historia del arte del siglo XX han ido rompiendo convenciones, descubriendo nuevos universos llenos de posibilidades que solo se han comenzado a explorar.

Maltrecho...

Mi proceso creativo se baña en ciertos conceptos y procedimientos de las vanguardias en las artes plásticas, como el dadaísmo, el surrealismo e incluso la abstracción; y lógicamente también en los movimientos literarios experimentales como el creacionismo, el postismo o el ultraísmo. Me muevo en territorio surreal, pero no tan estricto como el que se describe en el manifiesto que enciende la mecha del movimiento:

puro automatismo psíquico o pensamiento dictado en ausencia de todo control ejercido por la razón.

Así, prefiero dar prioridad a la pulsión y sosegar notablemente la avaricia de la voluntad. Aprovecho el azar de los enlaces insólitos entre palabras.

Bello como el encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección,

decía el conde de Lautréamont.

El proceso, el método, en mi caso experimental, emocional y azaroso, se engarza con las sugerencias, los efluvios, los significados que quiero controlar racionalmente. Digamos que el cómo está hecho condiciona los pensamientos y emociones que se expresan.

Ángel Satán...

En relación con la posibilidad de aplicar o establecer posibles relaciones entre el arte abstracto y la poesía, digo en la Poética: Puede que sea inconcebible aplicar sobre el verso, el poema, la lengua, los principios del arte abstracto, pero voy a probar que un verso solo se sostiene agarrado a las ramas del contexto:

Geft bnimf oiuae bhu iou.

Y puede que hasta dos si riman y se precipitan al unísono:

Wdertc sigfh ttyvnig difuq

aterdf vhjytfg hgytr phicuk.

Con ritmo, ¿serían admisibles tres versos que resuenan y lanzan su eco desde el fondo del pozo?

Ghhof ahhuf jkyn nemk nik ssodfeg

Wqsod dpñum mync menc ris xxocveg

Ytgoh rtfud cyvb cevb ris vvobfeg.

No me rindo, cambio de dirección y se me ocurre que quizás se pueda tensar el sentido hasta que rompa como cuerda de guitarra, ¿tiiiiiyyyyyhhnk? ¡tiiiiiyyyyyhhnk!, o como soga de ahorcado ¡aggggsshhhh! ¿pppkknnnn?

Y si no al menos, tensar hasta el instante anterior a la rotura. Ahí va:

El nosme tanteins tahas

si turaro la riotean no

El menos instante hasta

si rotura la anterior no

No hasta menos tensar

Si rotura, si instante…

Anterior a si y a ni

No al instante de la rotura

sí a la rotura del instante

hueco del ahora

rotura de la aurora

sinsentido del tiempo

donde las sombras

rompen a llorar.

Palabras endemoniadas...

 

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3. Poemarios inéditos

Algunos poemas de mi obra inédita Arquitecto ciego, exploran esta posibilidad de sostener en vilo unos fragmentos de palabras, pura abstracción plástica y fonética y justificar o dar verosimilitud a su presencia por los versos o las palabras que los anteceden o preceden. Así:

Digo:

pena omba, pena erte

con fu vilizan colapso

de egi terid cárcel

lastra piratería,

anuncia asesinato

aunque lusco evo.

Inhabilitado aus rape,

preso por sorpresa,

una one ena:

¡suela de tempestad!

En otro poema del mismo libro:

Extraño minoritario

hile, inte, idad, incomodidad…

Donde la no-palabra «inte», aun sin sentido, se sostiene por su rima con la palabra «hile» y, del mismo modo, «idad» justifica su presencia por «identidad».

En el poemario inédito En desaparición, un poema se titula Erbeif nif rop, y a continuación dice:

Escribir al revés

por fin fiebre…

Aquí se abre la posibilidad de que alguien note que si leyera al revés (de derecha a izquierda) erbeif nif rop se encontraría con por fin fiebre. Escribir al revés es el verso que aporta el contexto que hace posible que el título no se despeñe en el vacío de la falta absoluta de sentido.

Brumas...

Un poema suelto, titulado Felicidad de ayer, está escrito con palabras recortadas y pegadas en un pequeño cuaderno, de forma que cada página contiene solo un verso. En la parte central los versos dicen:

en los taludes

la hora de la verdad

el desprendimiento

tubutúbulus

écicla, édero, puero, tar, esca,

ara,

harakiri.

Es posible intuir una caída (el desprendimiento) donde imagino un golpe en la cabeza del personaje que altera y modifica su capacidad de habla.

Tan cerca...

 

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4. Expresar lo indecible

Supongo que mis lecturas poéticas, especialmente las que me absorben de una manera más intensa, ejercen alguna influencia en mí y en mi escritura. Han sido de gran interés para mí: Huidobro, Larrea, C. Edmundo de Ory, Valente y muy especialmente Gamoneda. Sin embargo, no hay ningún conjunto de palabras ni verso que haya tomado de ninguno de ellos. Las palabras que he utilizado vienen del periódico. Ello provoca que una pequeña dosis de la realidad que contienen las noticias se introduzca en cada poema. A veces, esa realidad cruda de una palabra me ha intimidado y no he sabido cómo usarla. Esto me pasó con la palabra desahucio, que recorté muchas veces y nunca llegué a pegar. Hace poco escuché a Caballero Bonald un verso suyo: Los desahucios de la razón, me pareció un uso comprometido y magistral de la palabra, lo que me ha llevado a admirarle con más fuerza.

El lenguaje para mí no es el fin, es un instrumento para expresar pensamientos, emociones y, a veces, reflejar de algún modo lo indecible. Su importancia está al servicio del arte. Tampoco me propongo la comunicación. Intento la expresión para reconocerme o conocerme en lo que sale de mí. El tiempo que dura la creación de un poema es un tiempo en que la conciencia entra en un cierto estado de alteridad, hay una vivencia profundamente misteriosa, una especie de trance… Ahí, entre el sentido y el sinsentido el poema queda construido.

La respiración...

En ningún momento de la escritura pienso en un lector. La decisión de publicar un libro con el conjunto de poemas sí que responde a un deseo comunicativo y, cada vez que alguien me comenta algo sobre un poema mío que ha leído, me provoca una gran satisfacción.

El proceso creativo puede generarse a partir de impulsos, obedeciendo a una planificación o aprovechando lo aleatorio. En mi caso, este último procedimiento lo he utilizado ampliamente en la pintura. Si dejásemos caer pintura líquida sobre un papel y enseguida vertiésemos otro color encima, podríamos ver cómo los colores azarosamente se entremezclan. Con palabras hay una propuesta casi humorística de A. Bréton: recortar una a una las palabras de una página, meterlas en una bolsa y escribirlas según las vas sacando. Él decía que así se hace un poema surrealista. Pero claro, el azar si no le haces trampas no te da nada. El azar por sí mismo puede aportar belleza, misterio, extrañeza, impacto…, pero parece que se hace necesaria una mirada y una intención que lo sepa seleccionar, extraer, modificar y crear algo aprovechando esas posibilidades. Utilizo el azar extrayendo frases del diario, cortando con cuchillo palabras escogidas. Las extraigo como vísceras, las separo en columnas: nombres, verbos, adjetivos y pruebo diferentes puntos de sutura entre ellas que van componiendo un primer verso. Clavo las palabras sin tener pensada todavía la continuación. Me obligo a un ejercicio de improvisación con el martillo. Intento decir lo que quiero decir, pero lo que quiero, lo voy descubriendo en el camino; unas veces, al borde del sinsentido y otras, acercándome más a la sustancia que supuran mis deseos. Trato de abordar un imposible diario de la imaginación en un viaje hacia el incognoscible interior profundo. Ahí, se hunden mis recuerdos, emergen deseos, recibo sensaciones y persigo ensimismado a las sirenas de la inspiración. Llego flotando desnudo a la cueva de la conciencia, solo, alterado, desposeído, en un estado que propicia la improvisación y se insinúa en la ficción. Creo que, de vez en cuando, mientras siento, imagino o pienso, se cruza una idea desconectada del hilo principal, una visión que viene de un lugar ajeno, lejano y, normalmente, la acallo como si no hubiera existido. Sin embargo, aquí, quiero dejar hueco para que esas interrupciones, como seres que sobrevuelan el pantano del cerebro, encuentren un lugar donde posarse en el poema.

Nieblas matinales...

La resistencia y la crítica frente a lo establecido no son una actitud nueva, siempre han existido y tomaron gran fuerza en las vanguardias históricas. En mi opinión esas indagaciones experimentales no quedaron agotadas, sino que por el contrario, abrieron inmensos caminos y aún queda mucho territorio por explorar.

Una de las acepciones de la palabra poética consiste en la reflexión o teorización que un autor hace sobre su propia obra. Normalmente, el lenguaje utilizado para este fin es de tipo técnico, científico o filosófico y tiene las tonalidades del ensayo. Sin embargo, para escribir mi poética, me he planteado el reto de intentar afrontarla con un lenguaje de prosa poética.

Alunizo y va apareciendo un no sé qué y las estrellas en su constante deambular por el cosmos, se aproximan, se alejan, se esconden… Hay que tener mucho cuidado de que ninguna se pierda, se apague, desaparezca… Es tan intensa la mirada que requieren que cada pastor puede ocuparse solo de una de ellas. La mimas en el abrazo de tu mente. Tú y yo nos intercambiamos. La mimo, de forma que todo lo que ocurre en ella inunda mi ánimo, pero el Pastor a la intemperie casi no puede desplegarse allí en tu estrella, en mi estrella, porque las inclemencias de la mente acechan de continuo hasta el punto de que solo, a veces, camino descalzo en trance de bondad sobre sus ascuas heladas. Son momentos de dicha en los que tú, yo y esa tercera persona nos fundimos en uno con la inocencia de la estrella. Él, tú, yo podemos aparecer simultáneamente en un iceberg, en el Polo Norte, en el Mar Muerto, en la Luna, en Marte…, lugares exóticos con la pureza de un cuento en los que, no te confíes, suceden acuchillamientos mientras tomo en mis manos el martillo y clavo la palabra cuento. Cuento una rivalidad entre nube y nada. Sí, la nube tan etérea, tan liviana que casi pierde el ser, para no ser nada. No sé cómo decir que son palabras sin decirlo. Me refiero a ese aire de familia que ellas dos poseen por causas ajenas a su significado. Tienen cuatro letras y empiezan con la letra n. Ahora, mando la palabra rabia cerca del mar y sí, como rabia es la única palabra del verso de la que he dicho que es una palabra, se hace distinta, su alma toma cuerpo, peso, madera y se deja clavar y sangra…

Noche de nubosidad...

 

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5. Últimos poemarios

En los siguientes poemarios titulados Dislocaduras, Me niego, Balbucientes y No debería dormir combino el poema de palabras recortadas con recortes de trozos de papel de periódico negros o, a veces, con fotografías fragmentadas, y organizo estos materiales en un collage; de forma que las composiciones plásticas y poéticas entran en diálogo.

Si no me encuentro...

Uno de los poemas de Dislocaduras dice:

Yo soy

en resonancia

con nosotros,

los muertos,

un etéreo «siendo»

maniatado por

lo que no existe.

La disolución del yo, la descomposición de la autoría, de la expresividad subjetiva, se plasma aquí al afirmar la ambigüedad, casi la identidad, entre yo y nosotros y se potencia después al decir que estamos muertos. Y si aún no lo estamos, bien es cierto que el lenguaje que utilizamos nos llega desde quienes ya no están y se vertió al aire cuando todavía no éramos. Y con la expresión «maniatados por lo que no existe», la desaparición del yo quiere ir más allá y negarlo todo: el yo, el nosotros, el mundo, Dios y hasta el propio lenguaje, pues todos ellos aparecen solo como inexistencias. Se muestra así una contradicción máxima: usar el lenguaje para decir que el lenguaje no existe.

Aroma...

 

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