Reseñas y críticas

El siglo XXI se presenta lleno de posibilidades educativas a la vez que plantea una serie de retos y problemas de gran calado a los que han de hacer frente los agentes educativos (alumnos, familias, docentes, escuelas). Para ello se hacen necesarios una serie de cambios en profundidad relativos a las funciones que han de desempeñar para que la educación responda de verdad a la naturaleza de la persona, tal como propone la concepción educativa personalizada.

La primera condición natural para que un alumno se eduque es que quiera educarse, es decir, esté motivado. Por ello se hace necesario conocer cuáles son los motivos nucleares o grandes motores que mueven a la persona, de acuerdo con sus necesidades más profundas, de las que derivan todos los motivos y necesidades restantes. Y dado que a cada persona le motiva lo que para ella vale, resulta también imprescindible poner de manifiesto los motivos o valores concretos, derivados de los primeros, que determinan, de modo puntual, todas y cada una de las acciones de la conducta humana, y comprobar hasta qué punto se sirven de ellos tanto los profesores en sus clases como las familias en sus hogares para conseguir que sus alumnos e hijos, respectivamente, «quieran» educarse. De ahí que el libro indique una serie de líneas de acción educativa y actividades más concretas para unos y otros que puedan serles de utilidad en la tarea que tienen por delante.

Este libro, que lleva por subtítulo Ideas para educadores: docentes y familias, indica y ofrece una serie de líneas de acción educativa y actividades más concretas para unos y otros, que puedan serles de utilidad en la tarea que tienen por delante.

Los autores, José Bernardo Carrasco y Juan José Javaloyes Soto poseen una contrastada experiencia en el estudio y práctica de la docencia, que aúnan con su alto nivel científico-pedagógico. Ambos poseen el grado de Doctor en Pedagogía y han ejercido la docencia en Primaria, Secundaria y Universidad. Poseen numerosas publicaciones, y su experiencia directiva abarca desde los colegios hasta la Universidad. Han impartido y dirigido numerosos cursos, máster, seminarios y conferencias a directivos, profesores y padres de alumnos, tanto en España como en otros países. Actualmente colaboran con varias Universidades, así como con «ldentitas», empresa de Asesoramiento en Educación Personalizada para familias y profesores, de la que el profesor Juan José Javaloyes es socio fundador.

Todos sabemos que una imagen vale más que mil palabras y podemos asegurar que el uso de la imagen y la música al mismo tiempo vale más que cien mil palabras.

Ortografía Cantada es un método audiovisual, ideográfico y rítmico que utiliza los dos elementos más potentes que existen para que el aprendizaje tenga éxito: imágenes y canciones para todas las dificultades ortográficas que se deben dominar en Primaria y Secundaria. Está formado por un cuadernillo por cada nivel de Primaria, uno para Secundaria y un programa informático con más de trescientos videoclips con una duración media de 1 minuto en los que se explica la dificultad ortográfica de una forma clara, con una música pegadiza y fácil de recordar, y más de tres mil imágenes.

Al uso de la memoria auditiva, visual e ideográfica, en la que se hace coincidir la geometría de la letra con la geometría del objeto o concepto que representa, se une algo totalmente nuevo: la memoria rítmica. Cada dificultad está cantada con un ritmo distinto: la m es un rock; la rumba, la b; el pasodoble, la v; la yenka, la y; el vals, la h; la r, una balada, las palabras juntas o separadas, en rap, etc. En ninguna de las canciones a ritmo de rumba hay una sola palabra con v, igual que en ninguna canción a ritmo de pasodoble hay una sola palabra con b, con lo que basta recordar el fragmento de la canción para saber cómo se escribe una palabra. De esta manera se sabrá cómo se escriben esos cientos de palabras que no están sometidas a ninguna regla. Es decir, que el tipo de ritmo se asocia a una dificultad ortográfica. Las letras de las canciones son sencillas y fáciles de entender y el vocabulario utilizado está en consonancia con el nivel de cada alumno.

Hay seis cuadernillos de Primaria, uno para cada curso con una fórmula para que el profesor pueda averiguar fácilmente la nota de cada página (10, menos el número de fallos). De esta manera, el alumno, el profesor y los padres pueden ver de manera fácil y rápida la valoración y evolución del proceso de aprendizaje. También hay un programa informático que funciona desde internet en ordenadores, tabletas y móviles con lo que el profesor tiene acceso inmediato a todo lo que hace cada uno de sus alumnos con las siguientes características:

-El mismo programa sirve para todos los niveles con lo que solucionamos el problema de los alumnos que no tienen base. Podemos hacer que ese alumno empiece a trabajar desde el nivel que él quiera o su profesor le aconseje.

-El alumno nunca ve la palabra mal escrita; si se equivoca, le sale en pantalla la forma correcta y el vídeo donde se explica el error.

-Cada pregunta tiene una sola respuesta e influye de forma inmediata en la nota del examen.

-El programa da las notas particulares y medias de todo lo que el alumno va haciendo y el tiempo diario que dedica a trabajar la ortografía, diciéndole que el éxito está en trabajar «poquito y a diario» que debe ser un máximo de diez minutos diarios.

-Hay una clasificación de todos los alumnos de cada clase ordenada según la nota media, los días trabajados y el número de ejercicios hechos. Esta clasificación motiva al alumno enormemente porque diariamente va viendo cómo sube o baja según lo que trabaja.

Con este método, la enseñanza es atractiva, divertida y eficaz y el alumno acaba dominando todas las dificultades ortográficas sin hacer dictados y liberando al profesor del tiempo dedicado a las correcciones: es el propio programa el que corrige.

Este método está «vivo», es decir en continua evolución y abierto. Los autores recibirán con enorme agradecimiento las ideas o aportaciones que padres y profesores consideren convenientes para adaptarlo a sus necesidades particulares.

Los marcadores discursivos sirven para transmitir y comprender todo tipo de textos, avanzar en discursos y conversaciones e, incluso, como pistas que guían en el descubrimiento de la información implícita. Sin embargo, se trata de una de las áreas más complicadas de enseñar porque hay una gran variedad de marcadores en función de los niveles de habla y del contexto.

El objetivo de esta obra es plantear la enseñanza de estas partículas discursivas. La obra está enfocada a la Enseñanza de Español como Lengua Extranjera, aunque resulta fácilmente extrapolable a 4º ESO y Bachillerato. Los marcadores discursivos comienza con un capítulo que presenta qué se entiende por este tipo de partículas y sus fines (p. ej. «abrir, continuar o cerrar comunicaciones, […] argumentar, relacionando argumentos y conclusiones»), así como los problemas en su uso, estudio y enseñanza.

Este primer capítulo concluye con una clasificación de los marcadores, que servirá de guía para los demás capítulos. El segundo capítulo trata de los conectores argumentativos. Del mismo modo que se trabajará en los demás capítulos, este comienza definiéndolos. A continuación, presenta una clasificación de estos conectores (aditivos y contraargumentativos, y las correspondientes clasificaciones de cada uno) de acuerdo a su dificultad, su uso en lengua hablada o escrita, y su aparición en el Plan Curricular del Instituto Cervantes. Finalmente, nos encontramos con las actividades de cada uno de los subtipos, en función de su dificultad y de acuerdo a los niveles de referencia del Instituto Cervantes.

Este aspecto relativo a las actividades, a los ejercicios en función de los niveles de dificultad, nos parece de lo más indicado para su uso en 4º ESO y Bachillerato al trabajarse exhaustivamente contenidos relacionados con la argumentación en estos cursos (también en niveles inferiores, aunque en menor medida).

Los tres capítulos restantes se centran en los conectores metadiscursivos, los operadores pragmáticos y los marcadores de control de contacto. Siguen el mismo formato de trabajo: presentación y clasificación (y sucesivas clasificaciones) para concluir con actividades relativas a los marcadores discursivos trabajados en cada capítulo. Estos ejercicios, al aparecer atendiendo al nivel de dificultad, resultan muy útiles para ir secuenciándolos en la tarea docente en el aula. El libro incluye, asimismo, una clave de las actividades y un glosario.

En definitiva, una nueva obra sobre los marcadores discursivos del profesor Manuel Martí, de la Universidad de Alcalá de Henares, y Sara Fernández. El libro se caracteriza por la claridad en las explicaciones y clasificaciones, mientras que las actividades resultan especialmente útiles a profesores de casi cualquier nivel.

Así comienza la novela:

Este momento parece calcado de otro igual, ocurrido ayer o anteayer o cualquier otro día, porque, de seguro, si pudiéramos volver a la primera sombra del primer día creado en la Tierra, y luego captar ese mismo instante durante los billones de miles de horas siguientes, veríamos que nada ha cambiado. Solo se añaden objetos superfluos al escenario, pero la esencia del aire es siempre la misma.

Este axioma traspasa la novela. Si reflexionamos sobre los sentimientos de las personas y/o de las parejas poco ha cambiado desde el inicio de los tiempos, salvo los escenarios.

El Edén es el nombre de un local situado en el casco antiguo de Madrid

donde se mezcla lo desconocido con el mal gusto, y la música perenne –como uno más de sus obligados adornos– con el humo nebuloso del tabaco y con la convivencia mutua

en el que Ramiro, el protagonista, toma un respiro antes de enfrentarse a su historia que encarna una vida como la de millones de españoles de la época: noviazgo, boda, hijos, trabajos… Un verano de “Rodríguez” reinicia una antigua relación adolescente.

La novela nos depara dos giros. En la tercera parte, es la antigua novia la que escribe y, además de comunicar algunas vivencias familiares, nos da su versión sobre la relación con el protagonista. Y, en la cuarta, se nos ofrece el fraccionado conocimiento de los hechos en boca del propietario de El Edén, con algunas otras sorpresas finales.

El autor sobresale por sus acertadas descripciones tanto de sucesos como de relaciones, como la que aparece al inicio de la segunda parte con varios párrafos iniciados por el tic-tac de un reloj. La acción transcurre lentamente y esa detención temporal va envolviendo al lector que prosigue la lectura deseando conocer el desenlace. No es raro encontrar sorprendentes pinceladas literarias para reflejar una idea, un rasgo, un sentimiento o un retrato de alguno de los escasos personajes que desfilan por la novela que consigue hacer aflorar el azar como protagonista incierto de algunos recorridos sentimentales.