Letra 15. Revista digital
Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid - ISSN 2341-1643

Sección ARTÍCULOS

La palabra fundadora de Jesús Hilario Tundidor

Javier Lostalé

Javier Lostalé

El autor nace en Madrid en 1942, es poeta, periodista, crítico literario y antólogo. Profesional de Radio Nacional durante más de treinta y seis años, obtuvo el Premio Nacional de Fomento de la Lectura a través de Medios de Comunicación. Autor de seis libros de poemas, su poesía reunida está publicada por Calambur bajo el título La rosa inclinada. Premio Francisco de Quevedo por el libro de poemas en prosa La estación azul. En 2010 apareció, también en Calambur, Tormenta transparente, poemario al que siguieron las antologías Rosa y Tormenta (Cálamo 2011), Azul relente (Renacimiento, 2014), El pulso de las nubes (Pre-Textos, 2014) y Cielo (Fundación José Manuel Lara, 2018). Es autor asimismo de un libro sobre la lectura, Quien lee vive más (Polibea 2014).

Resumen / Abstract

Resumen.

En este artículo se hace un recorrido por la obra de Jesús Hilario Tundidor, poeta de la Generación de los 60 con motivo del homenaje que recibió en Fontiveros. Se citan las libros publicados y se detiene en los principales rasgos de sus versos.

Palabras clave: la palabra fundadora, juglar de honor, Generación de los Sesenta.

The Founding Word of Jesús Hilario Tundidor

Abstract.

This article runs through the work of the poet from the Generation of ‘60 Jesús Hilario Tundidor. It quotes citations from his books and it shows the main features of his verses on the occasion of the homage he received in Fontiveros.

Keywords: word, honorary minstrel, Generation of the Sixties.

 

1. Introducción

En el invierno de 2017 Jesús Hilario Tundidor fue nombrado Juglar de Honor en la localidad de Fontiveros (Ávila) a propuesta de la Academia de Juglares de San Juan de la Cruz de esta localidad abulense. Distinción extraordinaria otorgada en atención a la proyección poética y vital de este autor zamorano, cuya obra nos hace sentir todo el misterio y revelación de la gran poesía. Una obra que nos conduce enseguida, antes de analizarla, a despertar dentro de nosotros la presencia de San Juan de la Cruz, y a escuchar lo que sobre él escribió Octavio Paz: San Juan es la experiencia mística más profunda de nuestra lengua. Palabras a las que podemos añadir las de la catedrática e investigadora puertorriqueña Luce López- Baralt, quien lo califica como el más apasionado poeta amoroso del Renacimiento español, ejemplo de una riqueza y una ambigüedad que permite muchas lecturas.

Estatua de san Juan de la Cruz en Fontiveros.

¿Acaso, nos preguntamos, la verdadera poesía no es ambigua, no resuena de modo diferente en cada lector? Bien lo sabe Jesús Hilario Tundidor, consciente también de que la creación poética es una persecución de lo inefable, de una lucha con el lenguaje cuyo único puerto es muchas veces el silencio.

 

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2. La Generación de los Sesenta

A la luz de esta breve evocación de San Juan de la Cruz, me acercaré a la palabra fundadora y reveladora de Jesús Hilario Tundidor. El verdadero poeta, como es él, está siempre en vigilia, en perpetuo advenimiento. Y, al escribir, se entraña en el lenguaje, por eso funda y revela vida. Jesús nació en Zamora, y es uno de los nombres fundamentales de la Generación de los Sesenta, al lado de Ángel García López, Manuel Ríos Ruiz, Joaquín Benito de Lucas o Antonio Hernández. Afortunadamente todos los citados viven, excepto Manuel Ríos Ruiz. Una generación no valorada suficientemente, pero que forma parte ya de la mejor poesía española del siglo XX Una generación que ha hecho manar al lenguaje. Más de medio siglo de creación poética justifican que al referirse a su obra diga Hilario Tundidor que es su vida. Y añada:

Un desafío, pero también una necesidad. Una edificación por el lenguaje. Se construyó cantando lo real como conocimiento y amor, y ordené su consecuencia con la triple arquitectura de la palabra, la inteligencia y el corazón.

 

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3. Títulos

Nuestro Juglar de Honor ha publicado más de una docena de libros desde Río oscuro, aparecido en 1960, hasta Las llaves del reino, pasando por poemarios tan medulares como Tetraedro (reeditado por la Junta de Castilla y León), Repaso de un tiempo inmóvil, Tejedora de azar y Construcción de la rosa.

 

Su obra reunida hasta 2008 fue publicada por la editorial Calambur en dos volúmenes, prologada por Natalia Carbajosa, bajo el título El único día. Título que expresa muy bien esa unidad orgánica existente en la obra de Tundidor. La poesía reunida incluye un poema inédito Holocausto de los huracanes, que con una visión totalizadora calcifica en el lector todo lo que a lo largo de la lectura de los diferentes libros ha germinado dentro de él. No se incluyen en cambio otras dos obras asimismo medulares: Mausoleo y Fue, este último publicado por la editorial palentina Cálamo.

Podríamos, además, citar varias antologías pero elegimos biográfica titulada Elegía en el Alto de Palomares, en la que late Zamora, donde vivió su infancia, su adolescencia y su juventud. Están presentes en ella sus tierras y sus gentes, y trasmina por todos los poros su amor a la lengua.

Jesús Hilario Tundidor ha sido traducido al francés, al inglés, al italiano, al neerlandés, al portugués y al rumano y, entre los premios obtenidos, hay dos que destacan: el Adonais en 1962 por su poemario Junto a mi silencio y el Premio de las Letras de Castilla y León otorgado en 2013. Hora es ya de que sea reconocido, al menos, por el Nacional de las Letras.

 

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4. Algunos rasgos de su poesía

La poesía de Jesús Hilario Tundidor se sustenta en la íntima comunión entre el hombre y la naturaleza y en la incorporación celular, por su encarnación en el ser, del tiempo, la historia y la cultura. En cuanto al lenguaje constituye para él un hecho antropológico y la escritura, respiración. Las palabras no son solo sonidos bellos, sino que generan conciencia, son vehículo de conocimiento mediante un pensamiento fecundante, donde lo instintivo, al pasar por el cedazo de la inteligencia, se convierte en intuición, como diría Juan Ramón Jiménez. Hay en sus poemas una lucha dialéctica con el tiempo, en la que son interlocutores filósofos como Heráclito y Kierkegaard; escritores como Baudelaire, Eliot y Claudio Rodríguez y músicos como su dios Mozart.

Un combate en búsqueda de la inmortalidad desde el estremecimiento producido por la conciencia de fragilidad de todo, que no se queda en aventura solitaria, sino que siempre cuenta con el otro hacia el que observa un epicúreo sentimiento de piedad, en expresión de Jaime Siles. Y en su obra existe igualmente una constante reflexión sobre el hecho poético y su capacidad de alumbramiento y de posesión de las cosas nombrándolas, de la que se deduce su entrega absoluta a la escritura como lugar donde sucede el mundo, se ordena el caos y se produce, en opinión de Hilario Tundidor, la salvación ontológica.

 

Su poesía sitúa el pensamiento y el corazón del lector en un alto nivel de tensión, a través de un lenguaje popular y culto, vanguardista y clásico, íntimo y colectivo. Todo esto dentro de una plena inserción en lo telúrico; mediante la convivencia de los planos real y onírico; con una música interior, desveladora de lo invisible, y un cordón umbilical entre palabra e imagen fundado en la contemplación y una auténtica metafísica del cuerpo femenino. Y siempre actuantes dos grandes fuerzas: la del amor y la del arte capaz de convertir el instante en eternidad.

Hablando del amor, el corazón engendra el latido entero de la vida

Dentro

de su volumen cabe

la desesperación y la esperanza,

los ríos en tinieblas y la clara

posesión de la luz (…)

Bajo

su sencillez de forma,

en el ámbito

luminoso de su noche serena

reposa,

da principio y concluye

el triste sueño humano.

Caben en el corazón las sombras de los amantes, un flamear de sombras que a través de los años deviene compañía, navegación de alcoba

Dame, María Rosario

todo el sosiego de tu compañía.

Ven, entremos con humildad, tan limpios

como nieve en el aire, en el albor

de la ternura (…)

No quieras más. Hermoso

en este instante donde permaneces.

Un deseo de inmortalidad alienta, así lo siente el lector, en los versos citados, que en nada contradice las bodas con la realidad de Tundidor, con su manifestación más sencilla

El cenicero, la pequeña llama

de gas, la corva arquitectura

del tazón, la sombrilla

de otoño. Tan humildes

tan reciamente cumplidoras, tan

sin patria y de todos: Oíd

su humana

respiración, tocad su viento

azul, su merecida

amistad y esperanza.

Otra patria, España, que en época no muy lejana midió la historia por sus heridas, asoma también su rostro en la obra del poeta. Y la pregunta se torna encarnación

¿Fue necesaria tanta

muerte, tanta cruz, tanto

dolor?

Oh, quién te puso

tan pálida, quién clavó en las raíces

más hondas de tu estrella inmortal estremecida

cardos airados, nieblas

de largo pómulo.

Antes nos referimos a la contemplación, pues bien el poeta intenta construir una mirada que venza al tiempo, que le dé profundidad:

Construye donde ya se apresura

el advenimiento solo

en que la breve vida de la rosa yace.

No hay tiempo, edifica

el andamio de la contemplación,

el ardor vivo

en que existe el poema.

Mirada y movimiento de la mano del poeta que siente el peso del mundo en cada palabra:

Toda la cercanía: esta sorpresa

de la semántica, ese tejido de las palabras

con que se dan al mundo, reposa ahí, bajo tu mano.

¡Cómo sientes la vibración, el estremecimiento

de la fábula! ¡Y qué los nombres los nombres sean, y

qué los nombres hagan maternidades, limiten

vida! (…) poesía esencial,

única, viva, derramada

desde el ser a las cosas, de las cosas

al ser. Convertida en pasión, oh, prometida.

La poesía de nuestro Juglar de Honor es un mundo sucesivamente construyéndose, ordenándose, mostrándose y ocultándose, donde el ser racional y emocional conviven. Es la poesía de Jesús ámbito de lo real y de lo irreal, de lo visible y de lo invisible formando todo una misma naturaleza, hasta el punto de que algo tan abstracto como comprender sea

extender una mano, abrir

el fuego, poner los pies en los ojos y andar, andar, andar.

Como epílogo, envuelto en esa doble energía carnal y espiritual que nos transmite esta poesía, elijo otros versos dedicados a Mozart que, muy bien, pueden sintetizar toda la vida de Hilario Tundidor

Haber vivido, Wolfgan Amadeus Mozart, es haber navegado

sobre bancos de niebla y callejas recónditas donde las olas rompen

después haber cruzado ínsulas y penínsulas, archipiélagos

estremecidos, continentes que arrastran fuerzas fluorescentes

de ensueños

y una nostalgia triste de estrellas en la aurora…

Todo es hontanar en la poesía de Jesús Hilario Tundidor. Bebamos.

 

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5. Referencias

5.1. Fuente

Discurso pronunciado en diciembre de 2017 con motivo del nombramiento del poeta Jesús Hilario Tundidor como Juglar de Honor en Fontiveros (Ávila).

 

5.2. Créditos del artículo, versión y licencia

LOSTALÉ ALONSO, J. (2019). «La palabra fundadora de Jesús Hilario Tundidor». Letra 15. Revista digital de la Asociación de Profesores de Español «Francisco de Quevedo» de Madrid. Año VI. Nº 9.. ISSN 2341-1643

[URI: http://letra15.es/L15-09/L15-09-12-Javier.Lostale-La.palabra.fundadora.de.Hilario.Tundidor.html]

Recibido: 27 de marzo de 2019.

Aceptado: 3 de abril de 2019.

 

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